[:es]Nada más saber que estaba embarazada empecé a buscar información y a leer con ahínco, en una de esas búsquedas internáuticas o hablando con amigas conocí la web de Néixer a Casa. Yo hasta la fecha nunca había pensado siquiera cómo quería parir y al leer los relatos de parto y ver las fotos de las mamas felices con sus bebes recién salidos de la tripa no paraban de escapárseme lagrimillas (pues si va a ser que estoy embarazada porque esto a mi antes no me pasaba…) fue la primera vez que me imaginé pariendo y ¡en el comedor de mi casa!

La misma semana vimos que hacían un encuentro donde parejas recién paridas compartían sus experiencias con otras futuras mamás y allí que nos presentamos. Podría estar yo de 14 semanas no más… Una vez allí conocimos a las comadronas, nos dieron información y una posible visita a la que nunca fuimos ya que decidimos por distintos motivos, entre ellos la incertidumbre de la familia, que el parto sería en el hospital, “natural” pero en el hospital.

Aproveché eso sí el curso de yoga y preparación al parto que ofrecían y así pasaron las semanas, entre clases de yoga, preparación al parto, las charlas informativas del hospital, las ecografías, los análisis de sangre…

Me había preparado para un parto normal y respetado (yo me imaginaba salvaje, aullando cual perra con los ojos del revés)  pero aún me resonaban las palabras de las comadronas del hospital que pese a ser bastante pro-parto respetado, hacían alusión a posibilidades como la presencia de estudiantes, una episiotomía si “ellos así lo valoraban”, la provocación del parto en la semana 42 sí o sí, monitorizaciones, tactos vaginales…. En fin, en la última clase de preparación al parto llegó la gota que colmó el vaso “ cuando asoma la cabecita en el hospital no suelen esperar y lo terminan sacando antes de la siguiente contracción…” ¡Basta ya! Al salir le dije a mi pareja que quería parir en casa, él se iluminó y me dijo que perfecto así que dejamos reposar la idea esa noche y al día siguiente llamamos a Néixer a Casa. Inma puso el manos libres, yo creo que estaban todas allí y les comuniqué que quería parir con ellas en mi casa, a continuación risas y  alboroto al otro lado del teléfono, estaba nerviosa y feliz, casi impaciente. Finalmente Luci y Roser estarían conmigo en todo el proceso.

El día P.

Podrían ser las 5 de la mañana cuando al ir al WC empecé a notar un dolorcillo en el bajo vientre más fuerte de lo común. Me acordaba de las clases de preparación al parto y del famoso dolor “como de regla”, así que puse la antena. Desayuné a esa hora aprovechando que siempre tenía hambre y entre dolorcillos vi un capítulo de “Orange is the new black” (muy apropiado), yo no sabía si aquello eran contracciones hasta que me vi cayendo de rodillas al suelo para pasar el dolor  (pues yo con la regla nunca me he puesto así, va a ser que son esto).  Allá a las 8:00 vi que perdía el tapón mucoso, poco después cuando iba a entrar en la ducha pareció que había roto aguas aunque no como en las películas claro, así que nunca supe exactamente si así fue.

Avisé a mi pareja y él se encargó de medir las contracciones, al parecer aún eran espaciadas y me dijo que podríamos avisar a las comadronas vía whatsapp, le comenté que bueno, que estaría bien que hicieran sus planes pero que podríamos tardar. Según hablaba con Roser nos dimos cuenta de que aquello no daba tregua, eran una tras otra y tras otra….Aquello iba muy rápido y me sobrepasó así que a la bañera se ha dicho. Roser iba a venir sobre las 11,30 y decidió pasar a las 9:00 y allí me encontró encomendándome a Cristo metida en la bañera, decidió quedarse.

En algún momento me indicaron que ya podía salir del agua que la piscina de partos casi estaba lista. “¡Perfecto! Ya me duele todo de estar aquí y me estoy arrugando, a ver si puedo estar un ratito en el salón” Ya en el sofá vino otra contracción que pasé a cuatro patas y casi empujando “esto es demasiado” me metí en la piscina que aún no estaba ni llena. A partir de entonces entramos en lo que yo llamo “etapa de conversaciones imaginarias con mis comadronas” así que escribiré entre comillas más a menudo…

Ahora si que sí, qué gustito el agua calentita, las contracciones se volvieron a espaciar pero allí venía la primera “ ostras siento ganas de cagar, ¡qué presión, si estoy casi empujando! ¡Esto no puede ser tan rápido!” Arrrgggghhhhh!!!!!  “¡¡Wow que gritaco!! ¿eso he sido yo?”  Escuché a Roser que decía algo así como “¡Qué poderosa! ¡Muy bien!” así que pensé que eso no sólo era normal, es más ¡era signo de poder! “pues ahora si que no me corto ¡preparad las orejas vecinos!” Si llego a saber que tenía ese registro hubiera sido la nueva Janis Joplin cuando tocaba en un grupo de rock…

Me movía como un arenque: boca arriba, de lado, a cuatro patas…suerte que mi pareja siempre estaba en el reborde de la piscina que tocara esperándome “si tu aquí y no te vayas…” pensar que creía que no me haría falta…

Cuando paraban las contracciones empezaba la etapa del silencio, solo escuchaba el calefactor y el sonido del agua, también a los niños que jugaban en el patio del colegio de debajo de casa….casi casi me dormía y tenía alguna ensoñación pero ahí llegaban más contracciones. En algún momento llegó Luci, las notaba allí sentadas haciendo sus cosas y de vez en cuando se acercaban para escuchar los latidos o echar ollas de agua caliente y yo les decía “ ¡ahora no! Que viene una contracción” luego supe que jamás les dije una frase completa pero se retiraban eso sí.

Así debí pasar un rato largo, en algún momento pensé “ imaginate que ahora te tienes que ir al hospital…¡la gente es muy valiente! Yo no sería capaz de salir de casa en estas condiciones” otra contracción y grito de “poder” acompañándola. “Uff y las hay que paren y se quieren volver a quedar embarazadas…osada ignorancia la mía cuando me quedé…” “uyyy mira estoy mojando el mueble…¡vuelve! ¡vuelve! ¡concentrate!” Otra contracción “ ¡He notado la cabeza que baja! ¡E incluso el aro de fuego! Eso si, ha vuelto a subir pero ya sé cómo es y lo que aguarda para el final” En aquel momento decidí hacer algo para ayudar en esa bajada, intuía que si salía del agua aquello iba a ser más rápido pero no me atrevía, opté por ponerme a cuatro patas apoyada en el borde de la piscina y destrozando el brazo, mano, pierna de mi pareja (santo varón) “ Y yo que pensaba que cuando las parturientas apretaban las manos de los maridos y se oían huesos crujir era ficción…” Y otra vez silencio… empezaba a estar agotada y estas pequeñas treguas me permitían tomar algo de aliento -Crunch! Crunch! Crunch! “¿Qué es eso? ¡No me lo puedo creer! ¡Están comiendo quicos! Deben estar muertos de hambre…¡Pero quicos?¡!” Después supe que los pobres intentaban llenar el estómago con una o dos almendras y yo me los imaginaba allí como en el cine comiendo palomitas…

Aquel momento fue el más intenso en todos los sentidos, notaba la cabeza y ese quemazón en cada contracción hasta que asomaba al exterior y volvía para dentro – ¡¡Sal ya coño!!- esas fueron las únicas palabras que grité en todo el proceso. Por otro lado escuché a las comadronas que ya se emocionaban viendo la cabecita y lo más bestia, la voz emocionada y entrecortada de mi pareja diciendo: – que ya está, que ya está ya queda poco…-

Yo me repetía como un mantra: “esta contracción me trae a mi criatura… esta contracción me trae a mi criatura…” así pasaron varias y por fin ¡empujón descomunal! ¡Ya está la cabeza fuera! Mi pareja casi lloraba de la emoción – ya está aquí! ¡Ya queda poco! Muy bien muy bien! Y ahora sí una contracción más y salió su cuerpecito – ¡cógela! ¡cógela!- Me decían las comadronas. Me incorporé de rodillas y sumergí las manos en el agua para agarrarla .¡Dios que sensación! Cuando tire noté que sus pies aún estaban dentro de mí, así que terminé de sacarla de mi vagina y la sostuve en mis brazos. Pararon los pensamientos, eramos solo nosotras.

Luego volví a la realidad de la piscina y me recosté con ella en el borde, mi pareja nos abrazaba, ahora ya somos los tres, estamos juntos y lo hemos conseguido.

El cordón dejó de latir me pidieron que lo comprobara y así lo hice, después pedí que fuera El papá quien lo cortara, para mí era importante que fuera él quien pusiera el punto final al primer episodio de la vida de Nora.

Su padre vivió así el proceso: parenovell.wordpress.com

SoniaNora[:ca]

Nada más saber que estaba embarazada empecé a buscar información y a leer con ahínco, en una de esas búsquedas internáuticas o hablando con amigas conocí la web de Néixer a Casa. Yo hasta la fecha nunca había pensado siquiera cómo quería parir y al leer los relatos de parto y ver las fotos de las mamas felices con sus bebes recién salidos de la tripa no paraban de escapárseme lagrimillas (pues si va a ser que estoy embarazada porque esto a mi antes no me pasaba…) fue la primera vez que me imaginé pariendo y ¡en el comedor de mi casa!

La misma semana vimos que hacían un encuentro donde parejas recién paridas compartían sus experiencias con otras futuras mamás y allí que nos presentamos. Podría estar yo de 14 semanas no más… Una vez allí conocimos a las comadronas, nos dieron información y una posible visita a la que nunca fuimos ya que decidimos por distintos motivos, entre ellos la incertidumbre de la familia, que el parto sería en el hospital, “natural” pero en el hospital.

Aproveché eso sí el curso de yoga y preparación al parto que ofrecían y así pasaron las semanas, entre clases de yoga, preparación al parto, las charlas informativas del hospital, las ecografías, los análisis de sangre…

Me había preparado para un parto normal y respetado (yo me imaginaba salvaje, aullando cual perra con los ojos del revés)  pero aún me resonaban las palabras de las comadronas del hospital que pese a ser bastante pro-parto respetado, hacían alusión a posibilidades como la presencia de estudiantes, una episiotomía si “ellos así lo valoraban”, la provocación del parto en la semana 42 sí o sí, monitorizaciones, tactos vaginales…. En fin, en la última clase de preparación al parto llegó la gota que colmó el vaso “ cuando asoma la cabecita en el hospital no suelen esperar y lo terminan sacando antes de la siguiente contracción…” ¡Basta ya! Al salir le dije a mi pareja que quería parir en casa, él se iluminó y me dijo que perfecto así que dejamos reposar la idea esa noche y al día siguiente llamamos a Néixer a Casa. Inma puso el manos libres, yo creo que estaban todas allí y les comuniqué que quería parir con ellas en mi casa, a continuación risas y  alboroto al otro lado del teléfono, estaba nerviosa y feliz, casi impaciente. Finalmente Luci y Roser estarían conmigo en todo el proceso.

El día P.

Podrían ser las 5 de la mañana cuando al ir al WC empecé a notar un dolorcillo en el bajo vientre más fuerte de lo común. Me acordaba de las clases de preparación al parto y del famoso dolor “como de regla”, así que puse la antena. Desayuné a esa hora aprovechando que siempre tenía hambre y entre dolorcillos vi un capítulo de “Orange is the new black” (muy apropiado), yo no sabía si aquello eran contracciones hasta que me vi cayendo de rodillas al suelo para pasar el dolor  (pues yo con la regla nunca me he puesto así, va a ser que son esto).  Allá a las 8:00 vi que perdía el tapón mucoso, poco después cuando iba a entrar en la ducha pareció que había roto aguas aunque no como en las películas claro, así que nunca supe exactamente si así fue. 

Avisé a mi pareja y él se encargó de medir las contracciones, al parecer aún eran espaciadas y me dijo que podríamos avisar a las comadronas vía whatsapp, le comenté que bueno, que estaría bien que hicieran sus planes pero que podríamos tardar. Según hablaba con Roser nos dimos cuenta de que aquello no daba tregua, eran una tras otra y tras otra….Aquello iba muy rápido y me sobrepasó así que a la bañera se ha dicho. Roser iba a venir sobre las 11,30 y decidió pasar a las 9:00 y allí me encontró encomendándome a Cristo metida en la bañera, decidió quedarse.

En algún momento me indicaron que ya podía salir del agua que la piscina de partos casi estaba lista. “¡Perfecto! Ya me duele todo de estar aquí y me estoy arrugando, a ver si puedo estar un ratito en el salón” Ya en el sofá vino otra contracción que pasé a cuatro patas y casi empujando “esto es demasiado” me metí en la piscina que aún no estaba ni llena. A partir de entonces entramos en lo que yo llamo “etapa de conversaciones imaginarias con mis comadronas” así que escribiré entre comillas más a menudo…

Ahora si que sí, qué gustito el agua calentita, las contracciones se volvieron a espaciar pero allí venía la primera “ ostras siento ganas de cagar, ¡qué presión, si estoy casi empujando! ¡Esto no puede ser tan rápido!” Arrrgggghhhhh!!!!!  “¡¡Wow que gritaco!! ¿eso he sido yo?”  Escuché a Roser que decía algo así como “¡Qué poderosa! ¡Muy bien!” así que pensé que eso no sólo era normal, es más ¡era signo de poder! “pues ahora si que no me corto ¡preparad las orejas vecinos!” Si llego a saber que tenía ese registro hubiera sido la nueva Janis Joplin cuando tocaba en un grupo de rock…

Me movía como un arenque: boca arriba, de lado, a cuatro patas…suerte que mi pareja siempre estaba en el reborde de la piscina que tocara esperándome “si tu aquí y no te vayas…” pensar que creía que no me haría falta…

Cuando paraban las contracciones empezaba la etapa del silencio, solo escuchaba el calefactor y el sonido del agua, también a los niños que jugaban en el patio del colegio de debajo de casa….casi casi me dormía y tenía alguna ensoñación pero ahí llegaban más contracciones. En algún momento llegó Luci, las notaba allí sentadas haciendo sus cosas y de vez en cuando se acercaban para escuchar los latidos o echar ollas de agua caliente y yo les decía “ ¡ahora no! Que viene una contracción” luego supe que jamás les dije una frase completa pero se retiraban eso sí.

Así debí pasar un rato largo, en algún momento pensé “ imaginate que ahora te tienes que ir al hospital…¡la gente es muy valiente! Yo no sería capaz de salir de casa en estas condiciones” otra contracción y grito de “poder” acompañándola. “Uff y las hay que paren y se quieren volver a quedar embarazadas…osada ignorancia la mía cuando me quedé…” “uyyy mira estoy mojando el mueble…¡vuelve! ¡vuelve! ¡concentrate!” Otra contracción “ ¡He notado la cabeza que baja! ¡E incluso el aro de fuego! Eso si, ha vuelto a subir pero ya sé cómo es y lo que aguarda para el final” En aquel momento decidí hacer algo para ayudar en esa bajada, intuía que si salía del agua aquello iba a ser más rápido pero no me atrevía, opté por ponerme a cuatro patas apoyada en el borde de la piscina y destrozando el brazo, mano, pierna de mi pareja (santo varón) “ Y yo que pensaba que cuando las parturientas apretaban las manos de los maridos y se oían huesos crujir era ficción…” Y otra vez silencio… empezaba a estar agotada y estas pequeñas treguas me permitían tomar algo de aliento -Crunch! Crunch! Crunch! “¿Qué es eso? ¡No me lo puedo creer! ¡Están comiendo quicos! Deben estar muertos de hambre…¡Pero quicos?¡!” Después supe que los pobres intentaban llenar el estómago con una o dos almendras y yo me los imaginaba allí como en el cine comiendo palomitas…

Aquel momento fue el más intenso en todos los sentidos, notaba la cabeza y ese quemazón en cada contracción hasta que asomaba al exterior y volvía para dentro – ¡¡Sal ya coño!!- esas fueron las únicas palabras que grité en todo el proceso. Por otro lado escuché a las comadronas que ya se emocionaban viendo la cabecita y lo más bestia, la voz emocionada y entrecortada de mi pareja diciendo: – que ya está, que ya está ya queda poco…-

Yo me repetía como un mantra: “esta contracción me trae a mi criatura… esta contracción me trae a mi criatura…” así pasaron varias y por fin ¡empujón descomunal! ¡Ya está la cabeza fuera! Mi pareja casi lloraba de la emoción – ya está aquí! ¡Ya queda poco! Muy bien muy bien! Y ahora sí una contracción más y salió su cuerpecito – ¡cógela! ¡cógela!- Me decían las comadronas. Me incorporé de rodillas y sumergí las manos en el agua para agarrarla .¡Dios que sensación! Cuando tire noté que sus pies aún estaban dentro de mí, así que terminé de sacarla de mi vagina y la sostuve en mis brazos. Pararon los pensamientos, eramos solo nosotras. 

Luego volví a la realidad de la piscina y me recosté con ella en el borde, mi pareja nos abrazaba, ahora ya somos los tres, estamos juntos y lo hemos conseguido.

El cordón dejó de latir me pidieron que lo comprobara y así lo hice, después pedí que fuera El papá quien lo cortara, para mí era importante que fuera él quien pusiera el punto final al primer episodio de la vida de Nora.

Su padre vivió así el proceso: parenovell.wordpress.com

SoniaNora

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