[:es]
NACER
PARIR O NO PARIR
ESA ES LA CUESTIÓN
Parir o no parir. Esa es la cuestión.
Tu vas a nacer de todos modos.
¿Podré ayudarte?¿Sabré ayudarte?
La información es poder.
Una vez sabes, resulta difícil dejar de saber lo que sabes.
Cuando la información penetra en tus neuronas, ¿cómo quitarla?
Nunca me gustaron las drogas exógenas y artificiales.
Una vez aprendí y adquirí, una parte de mi ya sabia todo lo que iba a pasar después.
Sólo era necesario tomar la decisión.
Era cuestión de tiempo.
Creo que tardamos unas…. 30 semanas. 210 días de incertidumbres y decisiones desestimadas, para llegar, a dónde……. ya sabíamos que llegaríamos.
Una vez, no se cómo ni porqué vi un video sobre el parto con delfines en youtube. Este video, me enlazó con otros en el agua, incluso con alguno orgásmico, y desde entonces que puedo situar en un tiempo indeterminado llamado «Siempre» mi deseo de parir en el agua.
Lo llamo «siempre» porque Isma ha sido mi primera relación estable, sincera y verdadera.
Y este video lo visualicé antes de conocerle.
Sin pareja, la cosa se enfrió y nada ocurrió.
Ahora bien, debí de sentir algo muy fuerte con el video, ya que su influencia me lleva hoy a donde estoy.
Pasó el tiempo, las olas, los viajes, la independencia, la soledad.
Isma también pasó, y se quedó.
Amor, amor, amor. Compromiso y determinación. Emoción. Creación.
Un bebe…
Perdido…..
Despedido….
Magia anhelada y una ilusión recuperada.
Tu.
Información.
El «parto de Lila».
Dona Alum
El grupo del «el parto en casa»
Y el video aquel que vi hace no se cuanto.
8 semanas de embarazo.
Empieza la historia.
Querido Lorenzo,
Como ya debes saber, mami oscila ente la indecisión y la precipitación. Tanto puede ser un mar de dudas, como la decisión personificada. Emociones, deseos, consecuencias y muchas veces también la economía, son factores que influyen en la inclinación de la balanza hacia un lado u otro.
Saber y decidir dónde parir ha sido una cuestión central e importante durante todo el embarazo.
Mami quería parirte en casa, en el agua, como había soñado. Pero luego, el coste y la economía se interpusieron en el camino, así como la esperanza y convicción de poder parir respetada y naturalmente en un hospital.
Hay muchos tipos de lucha ( lucha por el cambio, acciones de cambio). Tras saber que el parto en casa oscilaba alrededor de dos mil euros, mami y papi descartaron esa opción y decidieron estar acompañados por una doula en el proceso de dilatación en casa y entrada al hospital. El coste era bastante más reducido ( quinientos euros). A su vez, mami estaba convencida de que su lucha iría encaminada a «exigir» el cumplimiento de sus derechos y tener un parto respetado en el hospital.
Sobre los hospitales, muchas han sido también las conjeturas. Si bien en un inicio era la opción más eficiente ( cerca de casa + protocolo parto respetado), mami empezó a escuchar historias no de su agrado sobre las prácticas obstétricas de la última hora llevadas a cabo por la mayoría de profesionales de ese hospital. Ir a a la sesión informativa sobre parto natural fue la gota que colmó el vaso de la balanza de «ahí no quiero parir ni de coña».
La pancita de mami empezaba a crecer, pero el genio y rebeldía ya muy desarrollado, le estaban esperando en la cima de la montaña.
La señora de la charla salió escaldada y yo indignada. Claro, ir a una sesión informativa, con información y preguntas concretas y «especializadas» no es plato de buen gusto para el formador. Y menos para aquel formador que está vendiendo una moto sin manillar.
Indignada salió mami de esa sesión ¿ Cómo me pueden vender la libertad de posición para parir y mostrarme solo fotos de mujeres encima de potros? ¿Cómo me pueden vender mujeres caminando monitoreadas con bata verde por fuera del hospital? ¿Cómo me pueden vender unas estadísticas del 2008? ¿No tienen del 2011? Pues parece ser que no.
Nuestra querida doula nos hizo saber sobre el programa de parto respetado así como los relatos de sus últimas experiencias. Investigamos, y la verdad, poder parir, con nuestra doula, en una sala de parto natural con piscina, en un hospital, por 500 euros ¿ no estaba nada mal, no? Uix, uix, uix, ¡¡que la decisión estaba a punto de ser tomada!!
A la de una,
a la de dos,
y,
a la de tres
¡SI!
¡Lorenzo va a nacer en la bañera de un hospital público, acompañado de su papi y mami, y fantástica doula!
¿Que genial todo, no?
Por fin mami podía descansar tranquila y olvidarse del tema del parto.
Tenias por aquel entonces….. 20 semanas aproximadamente.
Bien, bien, bien. Todo andaba sobre ruedas.
Mami tenia la información y sabia y se veía capaz de utilizarla a su favor, pasara lo que pasara.
Papi estaba «adiestrado». Sabia cuales eran sus derechos, sabia defenderlos. Y por si algo no funcionaba bien, contábamos con Viktoria
No quería tanto parir en casa, como tener un parto respetado, que no me cortaran innecesariamente, que no me infantilizaran, que me permitieran escoger la posición deseada, que respetaran la cantidad de luz, que respetaran el silencio, que respetaran el piel con piel
No quería tanto parir en casa, como tener un parto respetado….. ¿ seguro? ……
Todo tiene un motivo de ser…..
Hay cosas que, por mucho que fastidien tienen un porque, más o menos visible.
El nuestro fue hacienda ( ¿no podría haber sido uno más baratito? )
Pues parece ser que no.
Me vino la resolución de Hacienda, y…. ¡tachin tachan! «El estado se lleva 1700 eurazos»
ladrones en la calle? No…..
Ladrones gobernantes, ladrones elegidos. Ladrones legales y legítimos.
Lorenzo no sabes la rabia más grande que nos dio esta noticia, y más todavía, cuando mami va a reclamar, a revisar, y para su triste sorpresa, sí, Hacienda se había equivocado ( buf, qué alivio) pero….. a su favor, es decir, que los 1700 se convertían en 2000. Lloré, lloré y lloré de impotencia ante la injusticia del sistema…..
Pero bueno, que me desvío.
Tener que pagar a un estado que detesto la misma cantidad que por tu nacimiento si quisiera tenerlo en casa como en un principio fue querido ¿ Fue casualidad?
Se me removió todo…..
Una semana
Siete días
Muchas dudas
Muchas incompatibilidades éticas avasallándome
Un deseo
Un taller de canto prenatal
Y una cesárea innecesaria por no estar bien acompañada.
Raquel… » no dejes de hacerlo por el dinero» » hay maneras de llegar a un acuerdo en la forma de pago» » solo se nace una vez»
Solo se nace una vez……
A tomar por el culete
No tengo los 2000 para pagar a Hacienda pero no voy a tener más remedio que encontrarlos
No tengo los 2000 euros para pagar el nacimiento de mi bebito en casa ¿ No voy a ser capaz de encontrarlos también?
Claro que si. Papi y mami lo hablan y si, si ¡SI!
¿Qué es el dinero?
¿No nos has estado mostrando por el camino, vida, que la felicidad se encuentra en las cosas más simples?
¿Mi ética me permite entregárselo a Hacienda y no a mi bebito?
¿Cuántas veces se nace?
¿Cuántas veces se pare a un hijo?
¿Cómo me sentiría, cómo nos sentiríamos, si en el hospital no nos tratasen como deseamos?
¿Cómo me sentiría, cómo nos sentiríamos, si al abrir los ojos te cegara una luz?
Nos gusta el riesgo, pero ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Vida, no nos la jugamos.
Te amo, te amamos.
Tenemos demasiado interiorizada la gran verdad sobre el nacimiento.
Y es que, nos han vendido un cuento que no cuela.
Creemos profundamente en el proceso de parto como proceso de nacimiento. Si mami está consciente, va a poder ayudarte en tu corto pero intenso camino. No quiero dejarte solo. No me parecería justo. Encima, el mérito se lo llevarían los médicos que nos drogaron.
TU NACES, TU NACES, TU NACES y no hay marcha atrás.
Puedo cambiar un carro, no un nacimiento.
No me la quiero jugar a las suertes,
No quiero depender del azar ni de la fortuna.
Quiero recibirte consciente, despierta, anestesiada por el amor y las hormonas que tu hayas producido en mi.
SOMOS UN EQUIPO.
NO ESTAS SOLO.
Llamé a Raquel y alegres las dos de la decisión, tras un café informal quedamos para una entrevista formal en espai Ale, con Roser y papi incluidos.
Supongo que seria….. mediados de Junio.
Si bien papi y mami estaban decididos y convencidos, no quitaba que aparecieran otras dudas incertidumbres y algunos miedos, que aún hoy me acompañan ( aunque cada vez con menos frecuencia) ¿seré capaz? Si….. que tramposo es el cerebro…. ¿ cómo no voy a ser capaz? ¿voy a ser la única animala que no pueda? Venga hombre, que soy especial, pero ¡no tanto!
Reunión con éxito.
Quedamos para principios septiembre coincidiendo con la semana 37.
Mientras tanto, el contacto con Raquel ha sido continuo e ininterrumpido. Siempre ha estado ahí. Como vecina y como no vecina.
Tomada la decisión, empecé pues mi campaña promocional sobre el parto en casa, entre amigos y colegas laborales. Parecía como si, en cierta medida, necesitara reafirmar mi decisión, como si cada explicación me ayudara a integrar lo que estaba haciendo.
Ahora, la campaña no podía salir del círculo «lejano».
Por precaución y prevención, decidimos no explicarlo a familiares. ¿ Para qué gastar energía? No lo van a entender hasta que no esté hecho. Con lo buena y gratis que es la seguridad social……
No, además, estoy convencida de que mi madre me hubiera contagiado millones de miedos y dudas.
No, no queríamos discutir con nadie, ni gastar energía convenciendo a nadie.
Avisamos a nuestra querida Viktoria quien nos expresó su alegría, comprensión y apoyo por la decisión tomada. Que bonita es Viktoria….. Ojalá no tenga ningún parto y pueda acompañarnos….
Y agosto paso.
Llegados septiembre, Raquel y Lucia vinieron a casa a la semana 37 tal y como estaba acordado.
Establecimos una forma de pago sin riesgos. Si un mes podemos adelantar más dinero, lo hacemos, y si no, pues pagamos lo que nos hemos comprometido.
A la semana 39, vino sola Raquel y….. nos trajo la piscina.
La piscina vida, tu piscina…..
El sábado cercano a tu semana 40 papi y mami recolocaron los muebles. ( ¡No veas que súper cambio! Ahora nos sentimos con un salón inmensísimo. ¡Tenemos hasta profundidad de campo!
Papi barrió y fregó. Sacó la piscina y empezó a inflarla…..
Mami se sentó en el sofá, y miró. Miró, miró y miró A…. DENTRO…..
Y mami con el rollo de papel de wáter cerca, empezó a llorar y llorar……
La piscina se mantenía en pie
Y era ahí donde siempre había soñado empezar una maternidad.
En una piscina azul
Rodeada de agua
Sintiéndote nacer.
Me daban igual los desgarros. No los deseo, pero vida, a veces los sueños tienen un precio. Prefiero desgarrarme a que me corten.
Me daba igual el dolor.
Me dará igual todo.
( Aix quien hubiera tenido esta piscina en verano….. 🙂 )
La piscina se sostuvo en pie, y vida, fue increíble.
Mami lloraba de la alegría y de la emoción, pero también lloraba del chorro de energía que salió de esa piscina.
¿Cuantos bebes habían nacido ahí? ¿ cuantos inicios de vida contenía esa piscina? ¿ Cuantas mujeres habían parido? ¿ Cuantas mujeres habían cumplido su sueño? ¿ Cuantas lágrimas contenía ese plástico azul? ¿ Cuantas mujeres ridiculizadas previamente en otros contextos habían sido capaces ( tras o no cesárea) ?
¿Cuánta belleza y mágica cabe en unos centímetros cúbicos redondos y azules?
Mami lloraba y lloraba de tanta belleza.
Si, si, si, ahí y sólo ahí desea recibirte. Hacerlo todo por ello, si no hay urgencia médica.
Quiero que tu llegada al mundo sea tranquila y placentera.
Hemos nadado mucho, ¿porque no un poquito más?
Si……
Si……
¡Si!
Semana 41: Los hechos
Es lunes uno de Octubre, cumplimos 41 semanas, Cuatro de retraso según nuestras erróneas previsiones. Raquel ha venido por la tarde, para hablar de emociones y ayudar a establecer un plan de acción. Ella está tranquila, creo que confía en que no llegaré a las 42. Yo no lo tengo tan claro. Tras casi dos horas de conversación, establecemos una serie de actuaciones. Martes acupuntura, miércoles monitores, viernes Hamilton, lunes Jatser, etc. Me recomienda que me coma el fuet que tanto ansío, que me relaje, que confíe en mi cuerpo y en el proceso de Lorenzo…. Yo respiro profundamente….
A la lista de quehaceres, le añado unas hierbas relajantes que compramos por la tarde con Ismael. La última visita a la charcutería se hace un poco pesada.
-«¿Todavía no?»
-”No señora, no, póngame un fuet durito y 100 gr. De lomo de montaña.”
Definitivamente la gente tiene episodios de ceguera y tonterismo.
Llegamos a casa, me preparo la infusión. Me siento mucho más relajada y afortunada de poder contar con Raquel y su estupendo acompañamiento emocional. Cenamos el embutido y vemos el Mentalista, tranquilos, tumbados en el sofá.
A las 23:30 me voy a la cama. Tal y como estoy, pronostico un largo y profundo sueño. Llevaba casi 48h sin dormir, de llorera, de «depresión preparto». Si, ¡iba a dormir un montón! Isma y yo nos damos las buenas noches con un beso.
00:13, algo me despierta. Cojo el reloj corriendo. No hay duda, esto es una contracción. Lloro de emoción mientras me centro en mi respiración. Por fin mi tan ansiada contracción. Clara, limpia, indudable, Sube, Baja, tal cual la había oído tantas veces describir. 40 segundos. Intensidad desconocida. No duele, pero tampoco me deja indiferente. No le digo nada a Isma.
00:20 Uix, uix, uix, ¡que el tren empieza a subir de nuevo! Igual que antes. Respira, respira, respira y relaja musculatura. Siéntela, disfrútala.
00:27 ¡Ei que viene la tercera! Me sorprende, son regulares, cada 7 minutos. ¿qué decían los apuntes? Me acuerdo de Viktoria pero no de sus palabras…..
Isma me pregunta si estoy bien. Le digo que si, que estoy teniendo contracciones cada 7 minutos y de unos 40 segundos.
No me lo podía acabar de creer. Estaba emocionadísima pero tranquila a la vez, disfrutando de las tres contracciones. Las tres primeras contracciones de mi primer hijo. Las tres primeras contracciones de mi vida. Deseando por una parte que vinieran las siguientes. Que no se pararan. Y por otra poder descansar….. 48h sin apenas dormir…. ¿aguantaré? Claro que si, soy fuerte, y todas las mujeres de las que me he rodeado dicen que durante el parto te viene una fuerza de no sabes dónde. Pues ale, a confiar.
Intento dormir entre contracciones.
Viene alguna más. En la cama me duelen un poquito y no acabo de descansar. Me levanto, le digo a Isma que parece que esto va en serio, que descanse. El ya sabia que estaba teniendo contracciones por mi respiración. Curioso. Cojo la pelota de esferodinamia e intento fluir encontrando un lugar cómodo, en el que poder estar en movimiento y a la vez descansar. Tengo frio, y a la que me tapo, siento calor. Busco el término medio. En la pelota y apoyada sobre almohadas en la mesa, me muevo, me siento, le siento. Todas las células de mi cuerpo son oxigenadas por la respiración. Cuando llega la contracción, miro el reloj, le doy al crono, y me dejo llevar por ella. Y así sigo durante un tiempo, y sorprendida veo que esto no se para.
El rechazo a la ayuda de Isma se finaliza cuando tras una hora y algo, me harto del reloj y le digo que se encargue el. El reloj ha sido una herramienta útil, pero cansina. Quiero moverme, quiero fluir, pero fluir de ese verdadero, fluir de ese en el que te sumerges tanto que no importan nada más que aquello en lo que estas inmerso, fluir junto a mi bebe en un momento tan especial.
Llegado un punto siento cierta incomodidad. No se donde poner el huevo. Tengo frio, tengo calor. Quiero música y tras dos canciones dejo de quererla. Enciendo una vela. Arranco las fotos de las ecos 4D, escojo una, y la sostengo en mi mano. Me acompaña, le acompaño.
En la pelota, en la pared, en el sofá, caminando, cantando…. El ritmo es tal que descarto la idea del descanso, más allá del meditativo. Canto, medito, siento, muevo mis caderas, no dejo de moverlas, acepto y….. sorprendentemente me encanta. En un punto de todo el proceso, llego a sentir las endorfinas tras la contracción. Me acuerdo de todas las mujeres sabias que han parido y de todos las anímalas del ecosistema. Suena típico, pero si, sobre el sofá hay un punto que me siento en otro planeta. Me siento loca, borracha, drogada; me siento llena de placer, me siento en otro bello lugar. Disfrute de este tiempo indeterminado y encofinado.
Isma me habla, pero no hay conversación. La verdad es que me siento a gusto de tenerlo cerca, pero tampoco quiero que esté encima mío. Más bien lo quiero a una cierta distancia. Mi bebe, yo, y todas las hormonas dentro de una burbuja.
Le pregunto la hora, son las 5. (Wow, ¡llevo 5 horas de parto!¡ Que rápido ha pasado el tiempo!)Veo una expresión incierta en su rostro, entre emocionado, nervioso, y con cierta duda sobre qué hacer. Yo intento mostrarme segura a pesar de que se que puede pasar de todo en cualquier momento. Viendo lo visto, entre contracción y contracción «dialogamos» y decidimos avisar a Raquel y Luci. Ellas tardan cierto tiempo en venir, no se en que punto del proceso estoy. Presiento que cerca. Primero un mensajito, luego una llamada.
Raquel quiere hablar conmigo. A mi, la verdad es que no me apetece mucho y mantenemos una cierta y breve conversación de besugos.
Si bien quería tenerlas cerca, me daba cierto miedo de que al llegar ellas, todo se parara. También tenia cierto miedo a que el sol saliera, a oír los ruidos de los coches y el ajetreo automovilístico de la hora punta.
Isma monta la piscina.
No me puedo creer que este de parto. El momento tan deseado, tan ansiado, tan soñado e imaginado está aquí, es ahora. Increíble. Esta sensación me acompañará durante el resto del proceso, viéndose incrementada a medida que se acercaba el momento.
Oigo el timbre. Raquel llega, pero a no ser por ese sonido, ni me entero de que esta en casa. Me sorprende la sutiliza de su presencia, es como un fantasmita, es como una hadita, como una gata, como un duende. Me habla suavecito, me hace masajitos, me pone cada dos por tres la doppler, tal y como habíamos pactado.
Cada uno va ocupándose de sus cosas. Isma me acompaña, me sostiene, está cerca pero no me agobia. Siento como las contracciones van aumentando la intensidad y localizándose en los riñones, aún así, las disfruto y sigo acompañando con canto, movimiento y sentimiento, mucho sentimiento interno. Hablo con mi bebe. Somos un equipo. Me ayuda la visualización de las contracciones como nudos que se van deshaciendo en una larga cuerda.
En algún punto llega Luci, pero al igual que Raquel, su presencia es sutil. Me siento segura, muy segura con ellas.
Raquel me invita a sentarme en el baño, debido a mis intensas ganas de hacer pipi y caca. No me altero ni me emociono por ello, para nada siento el melón o la sandia de los que tanto he oído hablar. Solo quiero hacer pis o cagar.
Las contracciones se vuelven cada vez más intensas y empiezan a doler cada vez más. Ahora si, esto duele. Luci se sienta a mi lado. Me coge de la mano, ( o, ¿soy yo quien se la coge?) y me habla. No recuerdo lo que me dijo pero si la sensación de alivio y bienestar. ¿Qué más da el mensaje externo cuando el interno es tan fuerte que sobran las palabras? Las contracciones dolían, pero creo que en este punto, es cuando realmente fui consciente de la suerte que tenia de estar tan bien acompañada.
Luci me hablaba durante las contracciones.
Oí a Raquel trastear con el agua. Montaba la piscina.
Mentirosas…… me dicen que estoy cerca, montan la piscina, pero…. mis contracciones no son cada dos minutos, ni las siento regulares, y por mucho que me digan que me meta los dedos para notar la cabecita de mi bebe, no noto nata. No siento que el momento esté cerca, aunque tenga ganas de empujar.
En algún punto, y con este pensamiento de incredulidad en mi cabeza, me acuerdo de alguna de las frases de Michel Odent : «meterse en agua caliente, hace, que si no estas de parto, este se pare, y si lo estas, ayude». ¿en serio que Raquel va a montar una piscina de 400 litros para comprobar si estoy de parto o no? ¿no es más fácil una ducha?
Mientras, yo sigo gimiendo, Luci acompañándome, Isma observando en silencio, y Raquel llenando la piscina.
Me invitan a entrar a la piscina. Estoy nerviosa, como una niña antes de abrir el regalo de Reyes que tanto ha ansiado, saboreo el momento y sigo sin creérmelo del todo. Entro y me siento como un cubito de hielo, frio y durito entrando en agua caliente. Me deshago…… visualizo a mi bebe, abriendo sus ojos en ese agua, en ese lugar, y rodeado de las personas soñadas…..y las contracciones siguen siendo cada vez más intensas, pero se vuelven irregulares…….
Tras un rato y poco avance, salimos del agua. Raquel me propone un tacto. Acepto aunque me da miedo saber de cuánto estoy. ¿Y si, a pesar de que mis comadronas han montado la piscina «sólo» estoy dilatada de 3 o 4? ¿Aguantaré? Sorprendentemente estoy dilatada de 8 y favorable.
Creo que no me lo creía, que les llame mentirosas unas cuantas veces más, que me puse a llorar, y que me sentí feliz y poderosa y aún paciente, deseosa de que el parto viera el fin, abrazar a mi bebe y descansar junto a el e Ismael. No sabia cuantas horas llevaba de parto, ni tampoco quería saberlas. Me estaban pareciendo muchas.
Luci se va y viene Roser. No me entero mucho del cambio. Con todas me siento segura. Me proponen una serie de posturas raras «baja bebes». Tumbada con una pierna alzada, a cuclillas, el famoso cabaret. Dolorosas, muy dolorosas. Tengo la sensación de que mi espalda se va a partir en dos. Las terminaciones nerviosas de mi zona lumbar quieren ser las protagonistas y aunque intento poner resistencia con respiraciones, no me sale más que llamar a Raquel para que esté a mi lado. Me duele, estoy cansada y no se qué está pasando, contracciones irregulares, pujos irregulares…. No paran de repetirme que cada mujer tiene su proceso, y que lo estoy haciendo muy bien.
Entre dolor y cansancio se que son las 13h. Wow, llevo 13 horas de parto. ¿me quedaran 7? No creo que aguante…. pero no quiero ir al hospital. Soy mujer, soy animal. Si otras pueden y han podido yo también. Me remonto unos años atrás. Las mujeres parían. Intento retomar el placer, y aunque me siento feliz por las contracciones, no consigo endorfinarme ni viajar al planeta parto…. Vomito. Roser y Raquel se alegran. Yo también. Eso es buena señal.
Rompo bolsa, y….. está sucia. Entre sudor y lágrimas, veo gotitas marrones en el suelo. Mierda, si mierda. Tres minutos más tarde, Raquel me hace un tacto que Roser repite.
Y en este punto, mi sueño se rompe en pedacitos.
Son las 13:30 y me informan de que tenemos que ir al hospital. El bebe viene de cara, esta alto y torcido. Siento a mi consciencia salir de dónde estaba, como si alguien pinchara una pompa de jabón. Oír las palabras «traslado al hospital»…… Yo estaba en una nube, dolorosa y cansada, si, pero en una nube, una nube a la que llamé parto en casa, decorada con amor, acompañada por personas conocidas y queridas. De repente alguien me coge de los pies, y me tira para abajo, arrastrándome, forzándome a salir de prisa. Toco a tierra firme y me cuesta ubicarme. La cabeza me da vueltas y me tambaleo. Hospital. ¡Me da miedo ir al hospital! No, no, no. No quiero agujas, ni luces, ni gente desconocida……
Raquel «ordena» a Isma coger los papeles y las cosas de traslado, mientras, llama al hospital para informar. Roser me mira, con esos ojos, y me trasmiten que no es un traslado opcional, sino obligado y necesario. Me abraza, me sostiene, tanto física como emocionalmente.
Subimos al coche. Las contracciones duelen, me duelen muy mucho. Y tengo miedo, muy mucho. Hospital, no. No, no, no. NO quiero que me hagan todo lo que se que pueden hacerme. Me siento en una película que no es la mía. Me siento débil, pequeñita, insegura……
Si pudiera, jugaría al pilla-pilla. Siempre fui buena corredora, pocos me atrapaban. Me escondería tras un árbol cercano y miraría con esa tensión sana al que tenia que atraparme. Ja, ja. ¡No me ves!
Entramos al hospital. Isma se va a aparcar. Vuelta a la realidad. El miedo se empieza a convertir en ansiedad y pánico. Isma se va a aparcar…… No, no, no quiero separarme de el…. Raquel y Roser me sostienen, me ayudan a caminar. Me dicen cosas de las que solo recuerdo que me haga a la idea de una cesárea……
Isma nos alcanza antes de entrar…. a una sala blanca y luminosa, repleta de gente vestida de azul, blanco y verde. Les faltaba aplaudir…. Oigo a un chico vestido de azul llamar a más residentes….. (más tarde sabría que era la única que estaba de parto, por lo que están aburridos. Además, ver a un bebe que viene de cara sólo para una de cada 3000 veces. ¡Fantástica oportunidad para los residentes!)
Y un churro pirulo, que a mi los dedos me los meten los justos. Chillo, chillo, no se como estaba, pero recuerdo cierto grado de despersonalización, de histerismo. Aprovecho las contracciones para chillar y sacar todo el estrés que estaba acumulando. Vengo de una burbuja, tengo mis derechos, quiero que me respeten. Isma dice algo. De repente el ejército de estudiantes empiezan a marchar, en fila india. La sala se queda tranquila y yo un poco mejor. Dejan entrar a Raquel, volverá dentro de un rato. Me despido de Roser.
Me tumban, me ponen la bata, me hacen cosas…..me dejo llevar, dejo que hagan. Estoy vendida por necesidad. ¿Mi bebe está bien? Quiero verle, quiero abrazarle. Evalúo a los profesionales que me están atendiendo. No son estúpidos. A pesar de que van haciendo, son amables y me van diciendo. Tienen una voz suave y miran a los ojos. Bueno. ( Más tarde supe por Raquel, que tuve suerte. Me toco los mejores profesionales, tanto comadronas, como ginecólogos, como anestesista y la verdad es que así lo sentí. Aburridos y con los mejores. Bien atendida, aunque si pudieran bajar la luz….. )
Me ponen la temida peridural. Me felicitan por hacerlo tan bien ( el tranquilizarme. Benditos mantras….. ) ¡Japs! ¡Me la tienen que volver a poner! Curioso.
Sigo notando las contracciones pero de manera mucho más débil. Para mi sorpresa no pierdo del todo la sensibilidad. Tengo fiebre. Tengo millones de tembleques. Tengo miedo. Quiero dormir, pero no puedo.
Miro el reloj. ¿ Cuántas veces dije que no quería parir en el hospital? ¿Cuántas veces dije que el tic-tac del reloj me impediría fluir? ¿Cuántas veces dije tantas cosas a las que ahora tengo que enfrentarme cara a cara por necesidad? ¿Cuántas veces llame mentirosas de manera cariñosa a mis comadronas?¿Cuántas veces sentí que no estaba de parto? Además de porque me estaban apretando ¿porque me quite los anillos pocas semanas antes de parir? ¿Será que una parte de mi inconsciente sabia dónde iba a acabar? ¿ Será que mi cierta falta de confianza me predestino? ¿Creamos realidades, y/o nuestro inconsciente sabe con antelación lo que va a pasar? Tal vez un poco de ambas…..
Y… llegado a este punto me podría enrollar muy mucho, pero….. no me apetece. Intentando ser breve no puedo dejar de explicar una serie de cosas. En el hospital tuve suerte, tuve estrella. Era la única que estaba de parto y me tocaron los mejores ( mejor/peor en función de diversas opiniones) profesionales. La mejor comadrona, la mejor ginecóloga, el mejor anestesista….. Sus propios compañeros lo decían sin la presencia de los alagados. Supongo que dentro de la etiqueta de «mejores» entra la palabra éticos. Lo que podría haber sido un circo y espectáculo, fue algo muy intimo ( dentro de las posibilidades de intimidad del hospital) Mientras fui consciente, fueron 5 profesionales los que me acompañaron. 5 personas empáticas que me miraban a los ojos.
En quirófano no sé lo que pasó. Recuerdo el interminable camino, frio, sola. Mucha gente vestida de verde. Cogida de piernas y manos. Histeria. Pánico. Me ponen la manta en el cuello. Se acaba mi conciencia y control. Miedo. Claustrofobia. Suplico a la residente de comadrona que no me deje, que no deje de hablarme ni de tocarme. Necesito algo cálido entre tanta fría luz. A la vez, imploro al anestesista que me ponga algo más, un mojito un caipiriña, algo que me haga ver las cosas menos claras….
Y así fue.
Despierto. Con la conciencia borrosa observo como ya sin ser atada me mueven con la camilla y de repente, veo a Ismael sentado en una habitación con un tulipán decorativo y a una comadrona cogiéndome el pezón y acercándoselo a la boca de……. LORENZO….. mi sol, mi estrella, mi bebe.
Respiro tranquila y mi vida empieza.
Sonrío.
Me enamoro.
Soy feliz.
El breve y gran sentimiento
Las cosas pasan porque tienen que pasar. Si bien mi parto no fue el soñado, sí que estuvo muy próximo a el. Agradezco al universo el haber podido disfrutar de 13 maravillosas horas de parto en casa, rodeada de las personas queridas, ( mi bebe, mi pareja, mis comadronas) haciendo lo que me apetecía en cada momento, libre de movimiento. Agradezco a su vez a Viktoria, que si bien finalmente no estuvo físicamente, a nivel emocional nunca dejo de estar.
Esta experiencia me permitió sentir el poder del nacimiento, el poder de las contracciones, el poder mi cuerpo, el poder de la feminidad, el poder de la vida…. la naturaleza. Me empoderó. Estoy convencida de que mi segundo hijo/a nacerá en casa.
La suerte, la vida, me acompañó también en el hospital, por lo que en casi todo momento me sentí respetada y si cierro los ojos y miro hacia adentro, la realidad de mi sueño se acerca al imaginado.
Mi parto acabo en cesárea ( necesarea), pero…… igual es que así tenia que ser.
Siento que esta historia, a pesar de tener un inicio y un fin, solo acaba de empezar. Mi bebé tiene hoy 40 días y ¡nos queda toda una vida por delante! ¡Felicidades Lorenzo!
Las gracias
Gracias, gracias, gracias a mi pareja, por acompañarme en todo momento, por ser tan paciente, por darme todo su amor, y con el ayudarme a crear una vida juntos. Por su gestión y apoyo emocional, por….. cada segundo.
Gracias a mis comadronas, a súper Raquel y súper Luci y Roser. El dinero es sólo un pequeño intercambio. Lo que hacéis no tiene precio ni manera de agradecer. Ayudáis y acompañáis al proceso de nacimiento, en el proceso de transformar los sueños en hechos…… sois como los ¡Reyes Magos de Oriente!
Gracias a Viktoria. Eres tan cercana, natural y generosa. Eres persona, eres humana ( ¿ a que no lo sabias? 🙂 ) . Estuviste, has estado y estarás siempre en nuestro corazón. Gracias por tu preparación, gracias por tu disposición y disponibilidad.
Y como escribo este relato a cuentagotas y siento la necesidad de acabarlo, gracias a todas las personas que habéis estado cerca, escuchando, acompañando y compartiendo este medio secreto. Gracias compis de curro. Gracias al circulo Guiñado/Sagrera, gracias Mónica, gracias Agnès, gracias a Dona Alum. Gracias a las hermanas Gruñera, gracias Inma Sarrias, gracias mujeres poderosas del grupo virtual parto en casa. Gracias a todas las mujeres que recuperan su origen y poder natural que algún día fue robado y ridiculizado, pero jamás perdido. Si, podemos.
Gracias a todas las que me dejo por el camino.
Gracias también a los que ya no están.
[:ca]
NACER
PARIR O NO PARIR
ESA ES LA CUESTIÓN
Parir o no parir. Esa es la cuestión.
Tu vas a nacer de todos modos.
¿Podré ayudarte?¿Sabré ayudarte?
La información es poder.
Una vez sabes, resulta difícil dejar de saber lo que sabes.
Cuando la información penetra en tus neuronas, ¿cómo quitarla?
Nunca me gustaron las drogas exógenas y artificiales.
Una vez aprendí y adquirí, una parte de mi ya sabia todo lo que iba a pasar después.
Sólo era necesario tomar la decisión.
Era cuestión de tiempo.
Creo que tardamos unas…. 30 semanas. 210 días de incertidumbres y decisiones desestimadas, para llegar, a dónde……. ya sabíamos que llegaríamos.
Una vez, no se cómo ni porqué vi un video sobre el parto con delfines en youtube. Este video, me enlazó con otros en el agua, incluso con alguno orgásmico, y desde entonces que puedo situar en un tiempo indeterminado llamado «Siempre» mi deseo de parir en el agua.
Lo llamo «siempre» porque Isma ha sido mi primera relación estable, sincera y verdadera.
Y este video lo visualicé antes de conocerle.
Sin pareja, la cosa se enfrió y nada ocurrió.
Ahora bien, debí de sentir algo muy fuerte con el video, ya que su influencia me lleva hoy a donde estoy.
Pasó el tiempo, las olas, los viajes, la independencia, la soledad.
Isma también pasó, y se quedó.
Amor, amor, amor. Compromiso y determinación. Emoción. Creación.
Un bebe…
Perdido…..
Despedido….
Magia anhelada y una ilusión recuperada.
Tu.
Información.
El «parto de Lila».
Dona Alum
El grupo del «el parto en casa»
Y el video aquel que vi hace no se cuanto.
8 semanas de embarazo.
Empieza la historia.
Querido Lorenzo,
Como ya debes saber, mami oscila ente la indecisión y la precipitación. Tanto puede ser un mar de dudas, como la decisión personificada. Emociones, deseos, consecuencias y muchas veces también la economía, son factores que influyen en la inclinación de la balanza hacia un lado u otro.
Saber y decidir dónde parir ha sido una cuestión central e importante durante todo el embarazo.
Mami quería parirte en casa, en el agua, como había soñado. Pero luego, el coste y la economía se interpusieron en el camino, así como la esperanza y convicción de poder parir respetada y naturalmente en un hospital.
Hay muchos tipos de lucha ( lucha por el cambio, acciones de cambio). Tras saber que el parto en casa oscilaba alrededor de dos mil euros, mami y papi descartaron esa opción y decidieron estar acompañados por una doula en el proceso de dilatación en casa y entrada al hospital. El coste era bastante más reducido ( quinientos euros). A su vez, mami estaba convencida de que su lucha iría encaminada a «exigir» el cumplimiento de sus derechos y tener un parto respetado en el hospital.
Sobre los hospitales, muchas han sido también las conjeturas. Si bien en un inicio era la opción más eficiente ( cerca de casa + protocolo parto respetado), mami empezó a escuchar historias no de su agrado sobre las prácticas obstétricas de la última hora llevadas a cabo por la mayoría de profesionales de ese hospital. Ir a a la sesión informativa sobre parto natural fue la gota que colmó el vaso de la balanza de «ahí no quiero parir ni de coña».
La pancita de mami empezaba a crecer, pero el genio y rebeldía ya muy desarrollado, le estaban esperando en la cima de la montaña.
La señora de la charla salió escaldada y yo indignada. Claro, ir a una sesión informativa, con información y preguntas concretas y «especializadas» no es plato de buen gusto para el formador. Y menos para aquel formador que está vendiendo una moto sin manillar.
Indignada salió mami de esa sesión ¿ Cómo me pueden vender la libertad de posición para parir y mostrarme solo fotos de mujeres encima de potros? ¿Cómo me pueden vender mujeres caminando monitoreadas con bata verde por fuera del hospital? ¿Cómo me pueden vender unas estadísticas del 2008? ¿No tienen del 2011? Pues parece ser que no.
Nuestra querida doula nos hizo saber sobre el programa de parto respetado así como los relatos de sus últimas experiencias. Investigamos, y la verdad, poder parir, con nuestra doula, en una sala de parto natural con piscina, en un hospital, por 500 euros ¿ no estaba nada mal, no? Uix, uix, uix, ¡¡que la decisión estaba a punto de ser tomada!!
A la de una,
a la de dos,
y,
a la de tres
¡SI!
¡Lorenzo va a nacer en la bañera de un hospital público, acompañado de su papi y mami, y fantástica doula!
¿Que genial todo, no?
Por fin mami podía descansar tranquila y olvidarse del tema del parto.
Tenias por aquel entonces….. 20 semanas aproximadamente.
Bien, bien, bien. Todo andaba sobre ruedas.
Mami tenia la información y sabia y se veía capaz de utilizarla a su favor, pasara lo que pasara.
Papi estaba «adiestrado». Sabia cuales eran sus derechos, sabia defenderlos. Y por si algo no funcionaba bien, contábamos con Viktoria
No quería tanto parir en casa, como tener un parto respetado, que no me cortaran innecesariamente, que no me infantilizaran, que me permitieran escoger la posición deseada, que respetaran la cantidad de luz, que respetaran el silencio, que respetaran el piel con piel
No quería tanto parir en casa, como tener un parto respetado….. ¿ seguro? ……
Todo tiene un motivo de ser…..
Hay cosas que, por mucho que fastidien tienen un porque, más o menos visible.
El nuestro fue hacienda ( ¿no podría haber sido uno más baratito? )
Pues parece ser que no.
Me vino la resolución de Hacienda, y…. ¡tachin tachan! «El estado se lleva 1700 eurazos»
ladrones en la calle? No…..
Ladrones gobernantes, ladrones elegidos. Ladrones legales y legítimos.
Lorenzo no sabes la rabia más grande que nos dio esta noticia, y más todavía, cuando mami va a reclamar, a revisar, y para su triste sorpresa, sí, Hacienda se había equivocado ( buf, qué alivio) pero….. a su favor, es decir, que los 1700 se convertían en 2000. Lloré, lloré y lloré de impotencia ante la injusticia del sistema…..
Pero bueno, que me desvío.
Tener que pagar a un estado que detesto la misma cantidad que por tu nacimiento si quisiera tenerlo en casa como en un principio fue querido ¿ Fue casualidad?
Se me removió todo…..
Una semana
Siete días
Muchas dudas
Muchas incompatibilidades éticas avasallándome
Un deseo
Un taller de canto prenatal
Y una cesárea innecesaria por no estar bien acompañada.
Raquel… » no dejes de hacerlo por el dinero» » hay maneras de llegar a un acuerdo en la forma de pago» » solo se nace una vez»
Solo se nace una vez……
A tomar por el culete
No tengo los 2000 para pagar a Hacienda pero no voy a tener más remedio que encontrarlos
No tengo los 2000 euros para pagar el nacimiento de mi bebito en casa ¿ No voy a ser capaz de encontrarlos también?
Claro que si. Papi y mami lo hablan y si, si ¡SI!
¿Qué es el dinero?
¿No nos has estado mostrando por el camino, vida, que la felicidad se encuentra en las cosas más simples?
¿Mi ética me permite entregárselo a Hacienda y no a mi bebito?
¿Cuántas veces se nace?
¿Cuántas veces se pare a un hijo?
¿Cómo me sentiría, cómo nos sentiríamos, si en el hospital no nos tratasen como deseamos?
¿Cómo me sentiría, cómo nos sentiríamos, si al abrir los ojos te cegara una luz?
Nos gusta el riesgo, pero ¿hasta dónde estamos dispuestos a llegar?
Vida, no nos la jugamos.
Te amo, te amamos.
Tenemos demasiado interiorizada la gran verdad sobre el nacimiento.
Y es que, nos han vendido un cuento que no cuela.
Creemos profundamente en el proceso de parto como proceso de nacimiento. Si mami está consciente, va a poder ayudarte en tu corto pero intenso camino. No quiero dejarte solo. No me parecería justo. Encima, el mérito se lo llevarían los médicos que nos drogaron.
TU NACES, TU NACES, TU NACES y no hay marcha atrás.
Puedo cambiar un carro, no un nacimiento.
No me la quiero jugar a las suertes,
No quiero depender del azar ni de la fortuna.
Quiero recibirte consciente, despierta, anestesiada por el amor y las hormonas que tu hayas producido en mi.
SOMOS UN EQUIPO.
NO ESTAS SOLO.
Llamé a Raquel y alegres las dos de la decisión, tras un café informal quedamos para una entrevista formal en espai Ale, con Roser y papi incluidos.
Supongo que seria….. mediados de Junio.
Si bien papi y mami estaban decididos y convencidos, no quitaba que aparecieran otras dudas incertidumbres y algunos miedos, que aún hoy me acompañan ( aunque cada vez con menos frecuencia) ¿seré capaz? Si….. que tramposo es el cerebro…. ¿ cómo no voy a ser capaz? ¿voy a ser la única animala que no pueda? Venga hombre, que soy especial, pero ¡no tanto!
Reunión con éxito.
Quedamos para principios septiembre coincidiendo con la semana 37.
Mientras tanto, el contacto con Raquel ha sido continuo e ininterrumpido. Siempre ha estado ahí. Como vecina y como no vecina.
Tomada la decisión, empecé pues mi campaña promocional sobre el parto en casa, entre amigos y colegas laborales. Parecía como si, en cierta medida, necesitara reafirmar mi decisión, como si cada explicación me ayudara a integrar lo que estaba haciendo.
Ahora, la campaña no podía salir del círculo «lejano».
Por precaución y prevención, decidimos no explicarlo a familiares. ¿ Para qué gastar energía? No lo van a entender hasta que no esté hecho. Con lo buena y gratis que es la seguridad social……
No, además, estoy convencida de que mi madre me hubiera contagiado millones de miedos y dudas.
No, no queríamos discutir con nadie, ni gastar energía convenciendo a nadie.
Avisamos a nuestra querida Viktoria quien nos expresó su alegría, comprensión y apoyo por la decisión tomada. Que bonita es Viktoria….. Ojalá no tenga ningún parto y pueda acompañarnos….
Y agosto paso.
Llegados septiembre, Raquel y Lucia vinieron a casa a la semana 37 tal y como estaba acordado.
Establecimos una forma de pago sin riesgos. Si un mes podemos adelantar más dinero, lo hacemos, y si no, pues pagamos lo que nos hemos comprometido.
A la semana 39, vino sola Raquel y….. nos trajo la piscina.
La piscina vida, tu piscina…..
El sábado cercano a tu semana 40 papi y mami recolocaron los muebles. ( ¡No veas que súper cambio! Ahora nos sentimos con un salón inmensísimo. ¡Tenemos hasta profundidad de campo!
Papi barrió y fregó. Sacó la piscina y empezó a inflarla…..
Mami se sentó en el sofá, y miró. Miró, miró y miró A…. DENTRO…..
Y mami con el rollo de papel de wáter cerca, empezó a llorar y llorar……
La piscina se mantenía en pie
Y era ahí donde siempre había soñado empezar una maternidad.
En una piscina azul
Rodeada de agua
Sintiéndote nacer.
Me daban igual los desgarros. No los deseo, pero vida, a veces los sueños tienen un precio. Prefiero desgarrarme a que me corten.
Me daba igual el dolor.
Me dará igual todo.
( Aix quien hubiera tenido esta piscina en verano….. 🙂 )
La piscina se sostuvo en pie, y vida, fue increíble.
Mami lloraba de la alegría y de la emoción, pero también lloraba del chorro de energía que salió de esa piscina.
¿Cuantos bebes habían nacido ahí? ¿ cuantos inicios de vida contenía esa piscina? ¿ Cuantas mujeres habían parido? ¿ Cuantas mujeres habían cumplido su sueño? ¿ Cuantas lágrimas contenía ese plástico azul? ¿ Cuantas mujeres ridiculizadas previamente en otros contextos habían sido capaces ( tras o no cesárea) ?
¿Cuánta belleza y mágica cabe en unos centímetros cúbicos redondos y azules?
Mami lloraba y lloraba de tanta belleza.
Si, si, si, ahí y sólo ahí desea recibirte. Hacerlo todo por ello, si no hay urgencia médica.
Quiero que tu llegada al mundo sea tranquila y placentera.
Hemos nadado mucho, ¿porque no un poquito más?
Si……
Si……
¡Si!
Semana 41: Los hechos
Es lunes uno de Octubre, cumplimos 41 semanas, Cuatro de retraso según nuestras erróneas previsiones. Raquel ha venido por la tarde, para hablar de emociones y ayudar a establecer un plan de acción. Ella está tranquila, creo que confía en que no llegaré a las 42. Yo no lo tengo tan claro. Tras casi dos horas de conversación, establecemos una serie de actuaciones. Martes acupuntura, miércoles monitores, viernes Hamilton, lunes Jatser, etc. Me recomienda que me coma el fuet que tanto ansío, que me relaje, que confíe en mi cuerpo y en el proceso de Lorenzo…. Yo respiro profundamente….
A la lista de quehaceres, le añado unas hierbas relajantes que compramos por la tarde con Ismael. La última visita a la charcutería se hace un poco pesada.
-«¿Todavía no?»
-”No señora, no, póngame un fuet durito y 100 gr. De lomo de montaña.”
Definitivamente la gente tiene episodios de ceguera y tonterismo.
Llegamos a casa, me preparo la infusión. Me siento mucho más relajada y afortunada de poder contar con Raquel y su estupendo acompañamiento emocional. Cenamos el embutido y vemos el Mentalista, tranquilos, tumbados en el sofá.
A las 23:30 me voy a la cama. Tal y como estoy, pronostico un largo y profundo sueño. Llevaba casi 48h sin dormir, de llorera, de «depresión preparto». Si, ¡iba a dormir un montón! Isma y yo nos damos las buenas noches con un beso.
00:13, algo me despierta. Cojo el reloj corriendo. No hay duda, esto es una contracción. Lloro de emoción mientras me centro en mi respiración. Por fin mi tan ansiada contracción. Clara, limpia, indudable, Sube, Baja, tal cual la había oído tantas veces describir. 40 segundos. Intensidad desconocida. No duele, pero tampoco me deja indiferente. No le digo nada a Isma.
00:20 Uix, uix, uix, ¡que el tren empieza a subir de nuevo! Igual que antes. Respira, respira, respira y relaja musculatura. Siéntela, disfrútala.
00:27 ¡Ei que viene la tercera! Me sorprende, son regulares, cada 7 minutos. ¿qué decían los apuntes? Me acuerdo de Viktoria pero no de sus palabras…..
Isma me pregunta si estoy bien. Le digo que si, que estoy teniendo contracciones cada 7 minutos y de unos 40 segundos.
No me lo podía acabar de creer. Estaba emocionadísima pero tranquila a la vez, disfrutando de las tres contracciones. Las tres primeras contracciones de mi primer hijo. Las tres primeras contracciones de mi vida. Deseando por una parte que vinieran las siguientes. Que no se pararan. Y por otra poder descansar….. 48h sin apenas dormir…. ¿aguantaré? Claro que si, soy fuerte, y todas las mujeres de las que me he rodeado dicen que durante el parto te viene una fuerza de no sabes dónde. Pues ale, a confiar.
Intento dormir entre contracciones.
Viene alguna más. En la cama me duelen un poquito y no acabo de descansar. Me levanto, le digo a Isma que parece que esto va en serio, que descanse. El ya sabia que estaba teniendo contracciones por mi respiración. Curioso. Cojo la pelota de esferodinamia e intento fluir encontrando un lugar cómodo, en el que poder estar en movimiento y a la vez descansar. Tengo frio, y a la que me tapo, siento calor. Busco el término medio. En la pelota y apoyada sobre almohadas en la mesa, me muevo, me siento, le siento. Todas las células de mi cuerpo son oxigenadas por la respiración. Cuando llega la contracción, miro el reloj, le doy al crono, y me dejo llevar por ella. Y así sigo durante un tiempo, y sorprendida veo que esto no se para.
El rechazo a la ayuda de Isma se finaliza cuando tras una hora y algo, me harto del reloj y le digo que se encargue el. El reloj ha sido una herramienta útil, pero cansina. Quiero moverme, quiero fluir, pero fluir de ese verdadero, fluir de ese en el que te sumerges tanto que no importan nada más que aquello en lo que estas inmerso, fluir junto a mi bebe en un momento tan especial.
Llegado un punto siento cierta incomodidad. No se donde poner el huevo. Tengo frio, tengo calor. Quiero música y tras dos canciones dejo de quererla. Enciendo una vela. Arranco las fotos de las ecos 4D, escojo una, y la sostengo en mi mano. Me acompaña, le acompaño.
En la pelota, en la pared, en el sofá, caminando, cantando…. El ritmo es tal que descarto la idea del descanso, más allá del meditativo. Canto, medito, siento, muevo mis caderas, no dejo de moverlas, acepto y….. sorprendentemente me encanta. En un punto de todo el proceso, llego a sentir las endorfinas tras la contracción. Me acuerdo de todas las mujeres sabias que han parido y de todos las anímalas del ecosistema. Suena típico, pero si, sobre el sofá hay un punto que me siento en otro planeta. Me siento loca, borracha, drogada; me siento llena de placer, me siento en otro bello lugar. Disfrute de este tiempo indeterminado y encofinado.
Isma me habla, pero no hay conversación. La verdad es que me siento a gusto de tenerlo cerca, pero tampoco quiero que esté encima mío. Más bien lo quiero a una cierta distancia. Mi bebe, yo, y todas las hormonas dentro de una burbuja.
Le pregunto la hora, son las 5. (Wow, ¡llevo 5 horas de parto!¡ Que rápido ha pasado el tiempo!)Veo una expresión incierta en su rostro, entre emocionado, nervioso, y con cierta duda sobre qué hacer. Yo intento mostrarme segura a pesar de que se que puede pasar de todo en cualquier momento. Viendo lo visto, entre contracción y contracción «dialogamos» y decidimos avisar a Raquel y Luci. Ellas tardan cierto tiempo en venir, no se en que punto del proceso estoy. Presiento que cerca. Primero un mensajito, luego una llamada.
Raquel quiere hablar conmigo. A mi, la verdad es que no me apetece mucho y mantenemos una cierta y breve conversación de besugos.
Si bien quería tenerlas cerca, me daba cierto miedo de que al llegar ellas, todo se parara. También tenia cierto miedo a que el sol saliera, a oír los ruidos de los coches y el ajetreo automovilístico de la hora punta.
Isma monta la piscina.
No me puedo creer que este de parto. El momento tan deseado, tan ansiado, tan soñado e imaginado está aquí, es ahora. Increíble. Esta sensación me acompañará durante el resto del proceso, viéndose incrementada a medida que se acercaba el momento.
Oigo el timbre. Raquel llega, pero a no ser por ese sonido, ni me entero de que esta en casa. Me sorprende la sutiliza de su presencia, es como un fantasmita, es como una hadita, como una gata, como un duende. Me habla suavecito, me hace masajitos, me pone cada dos por tres la doppler, tal y como habíamos pactado.
Cada uno va ocupándose de sus cosas. Isma me acompaña, me sostiene, está cerca pero no me agobia. Siento como las contracciones van aumentando la intensidad y localizándose en los riñones, aún así, las disfruto y sigo acompañando con canto, movimiento y sentimiento, mucho sentimiento interno. Hablo con mi bebe. Somos un equipo. Me ayuda la visualización de las contracciones como nudos que se van deshaciendo en una larga cuerda.
En algún punto llega Luci, pero al igual que Raquel, su presencia es sutil. Me siento segura, muy segura con ellas.
Raquel me invita a sentarme en el baño, debido a mis intensas ganas de hacer pipi y caca. No me altero ni me emociono por ello, para nada siento el melón o la sandia de los que tanto he oído hablar. Solo quiero hacer pis o cagar.
Las contracciones se vuelven cada vez más intensas y empiezan a doler cada vez más. Ahora si, esto duele. Luci se sienta a mi lado. Me coge de la mano, ( o, ¿soy yo quien se la coge?) y me habla. No recuerdo lo que me dijo pero si la sensación de alivio y bienestar. ¿Qué más da el mensaje externo cuando el interno es tan fuerte que sobran las palabras? Las contracciones dolían, pero creo que en este punto, es cuando realmente fui consciente de la suerte que tenia de estar tan bien acompañada.
Luci me hablaba durante las contracciones.
Oí a Raquel trastear con el agua. Montaba la piscina.
Mentirosas…… me dicen que estoy cerca, montan la piscina, pero…. mis contracciones no son cada dos minutos, ni las siento regulares, y por mucho que me digan que me meta los dedos para notar la cabecita de mi bebe, no noto nata. No siento que el momento esté cerca, aunque tenga ganas de empujar.
En algún punto, y con este pensamiento de incredulidad en mi cabeza, me acuerdo de alguna de las frases de Michel Odent : «meterse en agua caliente, hace, que si no estas de parto, este se pare, y si lo estas, ayude». ¿en serio que Raquel va a montar una piscina de 400 litros para comprobar si estoy de parto o no? ¿no es más fácil una ducha?
Mientras, yo sigo gimiendo, Luci acompañándome, Isma observando en silencio, y Raquel llenando la piscina.
Me invitan a entrar a la piscina. Estoy nerviosa, como una niña antes de abrir el regalo de Reyes que tanto ha ansiado, saboreo el momento y sigo sin creérmelo del todo. Entro y me siento como un cubito de hielo, frio y durito entrando en agua caliente. Me deshago…… visualizo a mi bebe, abriendo sus ojos en ese agua, en ese lugar, y rodeado de las personas soñadas…..y las contracciones siguen siendo cada vez más intensas, pero se vuelven irregulares…….
Tras un rato y poco avance, salimos del agua. Raquel me propone un tacto. Acepto aunque me da miedo saber de cuánto estoy. ¿Y si, a pesar de que mis comadronas han montado la piscina «sólo» estoy dilatada de 3 o 4? ¿Aguantaré? Sorprendentemente estoy dilatada de 8 y favorable.
Creo que no me lo creía, que les llame mentirosas unas cuantas veces más, que me puse a llorar, y que me sentí feliz y poderosa y aún paciente, deseosa de que el parto viera el fin, abrazar a mi bebe y descansar junto a el e Ismael. No sabia cuantas horas llevaba de parto, ni tampoco quería saberlas. Me estaban pareciendo muchas.
Luci se va y viene Roser. No me entero mucho del cambio. Con todas me siento segura. Me proponen una serie de posturas raras «baja bebes». Tumbada con una pierna alzada, a cuclillas, el famoso cabaret. Dolorosas, muy dolorosas. Tengo la sensación de que mi espalda se va a partir en dos. Las terminaciones nerviosas de mi zona lumbar quieren ser las protagonistas y aunque intento poner resistencia con respiraciones, no me sale más que llamar a Raquel para que esté a mi lado. Me duele, estoy cansada y no se qué está pasando, contracciones irregulares, pujos irregulares…. No paran de repetirme que cada mujer tiene su proceso, y que lo estoy haciendo muy bien.
Entre dolor y cansancio se que son las 13h. Wow, llevo 13 horas de parto. ¿me quedaran 7? No creo que aguante…. pero no quiero ir al hospital. Soy mujer, soy animal. Si otras pueden y han podido yo también. Me remonto unos años atrás. Las mujeres parían. Intento retomar el placer, y aunque me siento feliz por las contracciones, no consigo endorfinarme ni viajar al planeta parto…. Vomito. Roser y Raquel se alegran. Yo también. Eso es buena señal.
Rompo bolsa, y….. está sucia. Entre sudor y lágrimas, veo gotitas marrones en el suelo. Mierda, si mierda. Tres minutos más tarde, Raquel me hace un tacto que Roser repite.
Y en este punto, mi sueño se rompe en pedacitos.
Son las 13:30 y me informan de que tenemos que ir al hospital. El bebe viene de cara, esta alto y torcido. Siento a mi consciencia salir de dónde estaba, como si alguien pinchara una pompa de jabón. Oír las palabras «traslado al hospital»…… Yo estaba en una nube, dolorosa y cansada, si, pero en una nube, una nube a la que llamé parto en casa, decorada con amor, acompañada por personas conocidas y queridas. De repente alguien me coge de los pies, y me tira para abajo, arrastrándome, forzándome a salir de prisa. Toco a tierra firme y me cuesta ubicarme. La cabeza me da vueltas y me tambaleo. Hospital. ¡Me da miedo ir al hospital! No, no, no. No quiero agujas, ni luces, ni gente desconocida……
Raquel «ordena» a Isma coger los papeles y las cosas de traslado, mientras, llama al hospital para informar. Roser me mira, con esos ojos, y me trasmiten que no es un traslado opcional, sino obligado y necesario. Me abraza, me sostiene, tanto física como emocionalmente.
Subimos al coche. Las contracciones duelen, me duelen muy mucho. Y tengo miedo, muy mucho. Hospital, no. No, no, no. NO quiero que me hagan todo lo que se que pueden hacerme. Me siento en una película que no es la mía. Me siento débil, pequeñita, insegura……
Si pudiera, jugaría al pilla-pilla. Siempre fui buena corredora, pocos me atrapaban. Me escondería tras un árbol cercano y miraría con esa tensión sana al que tenia que atraparme. Ja, ja. ¡No me ves!
Entramos al hospital. Isma se va a aparcar. Vuelta a la realidad. El miedo se empieza a convertir en ansiedad y pánico. Isma se va a aparcar…… No, no, no quiero separarme de el…. Raquel y Roser me sostienen, me ayudan a caminar. Me dicen cosas de las que solo recuerdo que me haga a la idea de una cesárea……
Isma nos alcanza antes de entrar…. a una sala blanca y luminosa, repleta de gente vestida de azul, blanco y verde. Les faltaba aplaudir…. Oigo a un chico vestido de azul llamar a más residentes….. (más tarde sabría que era la única que estaba de parto, por lo que están aburridos. Además, ver a un bebe que viene de cara sólo para una de cada 3000 veces. ¡Fantástica oportunidad para los residentes!)
Y un churro pirulo, que a mi los dedos me los meten los justos. Chillo, chillo, no se como estaba, pero recuerdo cierto grado de despersonalización, de histerismo. Aprovecho las contracciones para chillar y sacar todo el estrés que estaba acumulando. Vengo de una burbuja, tengo mis derechos, quiero que me respeten. Isma dice algo. De repente el ejército de estudiantes empiezan a marchar, en fila india. La sala se queda tranquila y yo un poco mejor. Dejan entrar a Raquel, volverá dentro de un rato. Me despido de Roser.
Me tumban, me ponen la bata, me hacen cosas…..me dejo llevar, dejo que hagan. Estoy vendida por necesidad. ¿Mi bebe está bien? Quiero verle, quiero abrazarle. Evalúo a los profesionales que me están atendiendo. No son estúpidos. A pesar de que van haciendo, son amables y me van diciendo. Tienen una voz suave y miran a los ojos. Bueno. ( Más tarde supe por Raquel, que tuve suerte. Me toco los mejores profesionales, tanto comadronas, como ginecólogos, como anestesista y la verdad es que así lo sentí. Aburridos y con los mejores. Bien atendida, aunque si pudieran bajar la luz….. )
Me ponen la temida peridural. Me felicitan por hacerlo tan bien ( el tranquilizarme. Benditos mantras….. ) ¡Japs! ¡Me la tienen que volver a poner! Curioso.
Sigo notando las contracciones pero de manera mucho más débil. Para mi sorpresa no pierdo del todo la sensibilidad. Tengo fiebre. Tengo millones de tembleques. Tengo miedo. Quiero dormir, pero no puedo.
Miro el reloj. ¿ Cuántas veces dije que no quería parir en el hospital? ¿Cuántas veces dije que el tic-tac del reloj me impediría fluir? ¿Cuántas veces dije tantas cosas a las que ahora tengo que enfrentarme cara a cara por necesidad? ¿Cuántas veces llame mentirosas de manera cariñosa a mis comadronas?¿Cuántas veces sentí que no estaba de parto? Además de porque me estaban apretando ¿porque me quite los anillos pocas semanas antes de parir? ¿Será que una parte de mi inconsciente sabia dónde iba a acabar? ¿ Será que mi cierta falta de confianza me predestino? ¿Creamos realidades, y/o nuestro inconsciente sabe con antelación lo que va a pasar? Tal vez un poco de ambas…..
Y… llegado a este punto me podría enrollar muy mucho, pero….. no me apetece. Intentando ser breve no puedo dejar de explicar una serie de cosas. En el hospital tuve suerte, tuve estrella. Era la única que estaba de parto y me tocaron los mejores ( mejor/peor en función de diversas opiniones) profesionales. La mejor comadrona, la mejor ginecóloga, el mejor anestesista….. Sus propios compañeros lo decían sin la presencia de los alagados. Supongo que dentro de la etiqueta de «mejores» entra la palabra éticos. Lo que podría haber sido un circo y espectáculo, fue algo muy intimo ( dentro de las posibilidades de intimidad del hospital) Mientras fui consciente, fueron 5 profesionales los que me acompañaron. 5 personas empáticas que me miraban a los ojos.
En quirófano no sé lo que pasó. Recuerdo el interminable camino, frio, sola. Mucha gente vestida de verde. Cogida de piernas y manos. Histeria. Pánico. Me ponen la manta en el cuello. Se acaba mi conciencia y control. Miedo. Claustrofobia. Suplico a la residente de comadrona que no me deje, que no deje de hablarme ni de tocarme. Necesito algo cálido entre tanta fría luz. A la vez, imploro al anestesista que me ponga algo más, un mojito un caipiriña, algo que me haga ver las cosas menos claras….
Y así fue.
Despierto. Con la conciencia borrosa observo como ya sin ser atada me mueven con la camilla y de repente, veo a Ismael sentado en una habitación con un tulipán decorativo y a una comadrona cogiéndome el pezón y acercándoselo a la boca de……. LORENZO….. mi sol, mi estrella, mi bebe.
Respiro tranquila y mi vida empieza.
Sonrío.
Me enamoro.
Soy feliz.
El breve y gran sentimiento
Las cosas pasan porque tienen que pasar. Si bien mi parto no fue el soñado, sí que estuvo muy próximo a el. Agradezco al universo el haber podido disfrutar de 13 maravillosas horas de parto en casa, rodeada de las personas queridas, ( mi bebe, mi pareja, mis comadronas) haciendo lo que me apetecía en cada momento, libre de movimiento. Agradezco a su vez a Viktoria, que si bien finalmente no estuvo físicamente, a nivel emocional nunca dejo de estar.
Esta experiencia me permitió sentir el poder del nacimiento, el poder de las contracciones, el poder mi cuerpo, el poder de la feminidad, el poder de la vida…. la naturaleza. Me empoderó. Estoy convencida de que mi segundo hijo/a nacerá en casa.
La suerte, la vida, me acompañó también en el hospital, por lo que en casi todo momento me sentí respetada y si cierro los ojos y miro hacia adentro, la realidad de mi sueño se acerca al imaginado.
Mi parto acabo en cesárea ( necesarea), pero…… igual es que así tenia que ser.
Siento que esta historia, a pesar de tener un inicio y un fin, solo acaba de empezar. Mi bebé tiene hoy 40 días y ¡nos queda toda una vida por delante! ¡Felicidades Lorenzo!
Las gracias
Gracias, gracias, gracias a mi pareja, por acompañarme en todo momento, por ser tan paciente, por darme todo su amor, y con el ayudarme a crear una vida juntos. Por su gestión y apoyo emocional, por….. cada segundo.
Gracias a mis comadronas, a súper Raquel y súper Luci y Roser. El dinero es sólo un pequeño intercambio. Lo que hacéis no tiene precio ni manera de agradecer. Ayudáis y acompañáis al proceso de nacimiento, en el proceso de transformar los sueños en hechos…… sois como los ¡Reyes Magos de Oriente!
Gracias a Viktoria. Eres tan cercana, natural y generosa. Eres persona, eres humana ( ¿ a que no lo sabias? 🙂 ) . Estuviste, has estado y estarás siempre en nuestro corazón. Gracias por tu preparación, gracias por tu disposición y disponibilidad.
Y como escribo este relato a cuentagotas y siento la necesidad de acabarlo, gracias a todas las personas que habéis estado cerca, escuchando, acompañando y compartiendo este medio secreto. Gracias compis de curro. Gracias al circulo Guiñado/Sagrera, gracias Mónica, gracias Agnès, gracias a Dona Alum. Gracias a las hermanas Gruñera, gracias Inma Sarrias, gracias mujeres poderosas del grupo virtual parto en casa. Gracias a todas las mujeres que recuperan su origen y poder natural que algún día fue robado y ridiculizado, pero jamás perdido. Si, podemos.
Gracias a todas las que me dejo por el camino.
Gracias también a los que ya no están.
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