Todo empezaba el 21 de agosto de 2014, cuando nos enteramos que estábamos embarazados, fue un embarazo completamente buscado y deseado, todo y que no esperábamos que fuera tan rápido. Todo el embarazo fue genial hasta el final, pero cuando nos empezaron a decir… «Uy, no se te hace pesado?» noté que era una pregunta que me molestaba, ya que yo lo estaba disfrutando muchísimo mi embarazo. Y fuera por el miedo al parto o porque realmente estaba muy bien, no tenía ganas de que saliera Max, era muy feliz notándolo dentro de mi y disfrutaba día a día de todo lo que hacía dentro de mi, de sus movimientos, de todo… Creo que le hice entender a Max que no saliera porque finalmente quiso nacer a las 42+1 semanas de embarazo!!
Llegó un momento que aunque no quería que aun saliera de mi, la gente no paraba de preguntar «¿Aun no ha salido? … Pero será que no se nota para que todo el mundo te lo repita!!!» Estuve los últimos días haciendo vida casera ya que me abrumaba que todo el mundo me preguntara cosas cómo «¿Y las correas que te dicen? ¿No te lo has programado aun?» o bien un… «Vigila que conozco una chica que el bebé falleció antes de nacer porque a las 42 semanas ya no funciona la placenta…»
Finalmente el miércoles por la noche me desperté por un dolor «como» de regla que duró pocos minutos. Nunca hubiera deducido que eso pudiera ser el comienzo. No noté nada más en toda la noche. Al día siguiente vino Laia, mi comadrona, a visitarme, y estuve bien todo el día aunque me venía el mismo dolor de la noche a ratos… Yo sólo pensaba en que por favor eso no fueran contracciones porque sentía dolor en los riñones (aunque sabía que lo eran). Todo y que las molestias se aguantaban muy bien le pregunté a Laia, que además de mi comadrona es mi prima, que qué podía ser, y ella me comentó que el tema ya empezaba a prepararse.
Mi madre que siempre me había dicho «No quiero saber que estás de parto, porque no quiero sufrir»… ¡Fue la primera en enterarse! Ya que nos fuimos a dar un paseo y se lo fui explicando, además ese mismo día perdí el tapón mucoso (pero como es posible estar días sin el tapón mucoso no le di mucha importancia). Jordi, mi marido, estaba trabajando y yo le iba informando, pero no quería asustarlo porque yo me sentía bien y veía que aun no era el momento.
Al atardecer cuando llegó Jordi a casa (un poco antes de lo normal porque algo se olía…) me encontró detrás del sofá apoyada pasando una contracción. ¡El flipó! porque no se lo esperaba… Le dije que no era nada, que todo se estaba preparando aun. Cenamos y le pedí que fuéramos a caminar un ratito, pero no quiso ya que cada vez me venían contracciones más seguidas, eran irregulares pero largas. Finalmente salimos a pasear, y allí las contracciones se espaciaron. Y cuando llegué a casa informé a mis comadronas y me dijeron que les llamara cuando tuviera contracciones cada 5 minutos, que duraran 1 minuto y durante 1 hora seguida. Si crees te pones de parto, te das una ducha caliente y las contracciones no cesan, es que estás de parto. Así que me duché un rato y ¡¡no cesaban!!
Ya fuera controlamos las contracciones, pero las comadronas se iban a dormir, así que a las 23h nos fuimos a la cama. Jordi pudo dormirse, pero yo no pude… A la 01.00h de la madrugada les envié un whatsapp, para saber si era normal cómo me encontraba ya que las tenía cada 3/5 minutos, duraban un minuto y medio, ya hacía unas dos horas que estaba así…
Laia estaba despierta, nos llamó y nos preguntó si estaríamos más tranquila si ella venía a casa. Yo en parte quería que vinieran, pero por otra tampoco quería que no vinieran para nada. A la 01.30h Jordi habló con Laia para que vinieran y a las 02.30h Laia ya estaba en casa y pocos minutos después llegó Roser.
Yo estaba de pié apoyada en el vestidor cada vez que venía una contracción de riñones (horrible!!!) y sólo podía pensar en que eso no fuera a más… Montaron la piscina de partos en el comedor e iban viniendo a controlar a mi bebé. Mientras Jordi me trajo sandía, para comer algo y aquarius para beber y que me diera un poco de energía.Cuando la piscina estuvo lista me ofrecieron de entrar y allí me pasé muchísimo rato, hasta que vi a través de las persianas que se estaba haciendo de día. después de muchas horas me ofrecieron hacerme un tacto para ver como estaba y preferí que no, pero después de pensarlo un rato preferí que me lo hicieran para ver realmente como iba todo. Así que me lo hicieron y me dijeron que todo iba muy bien, que estaba DILATADA COMPLETAMENTE, pero mi bebé aun estaba muy arriba. Ya era mediodía. Después continuamos un buen rato fuera de la piscina para probar varias posturas y así ayudarlo a que bajara, pero no había manera, pasamos muchas horas con contracciones cada 3 minutos (muy seguidas) y de un minuto y medio de duración. Pero no hacían que el parto avanzara. El dolor era terrible ya que yo notaba el dolor de riñones intensamente, pero tanto Roser como Laia me ayudaban a pasarlas haciéndome masajes en los riñones. Me preguntaron si notaba presión en el culo, pero no, solamente notaba un dolor inexplicable en los riñones.
Después de mil y una posturas fuera del agua, les pedí si podía volver dentro ya que me aliviaban mucho el dolor que sentía en los riñones (y seguimos con masajes). Jordi no se movió ni un minuto de mi lado, en la piscina estaba sentado fuera apoyado en el borde y cogiéndome las manos cada vez que venía una contracción y aguantando mis intensos gritos. Me ofrecieron de salir de nuevo y probar más posturas, todas las posibles. las peores fueron estirada ya que los riñones sufrían muchísimo más.
Se acercó la hora de cenar, fueron de una en una ya que yo seguía necesitando masaje en los riñones. A Jordi no le dejé que fuera a cenar ya que lo necesitaba a mi lado agarrándome la mano para pasar las contracciones juntos, con el me sentía protegida. Las comadronas ya empezaron a pensar que algo no iba bien, pero yo le decía a Jordi que ¡No quería ir a un hospital!
Me colgué literalmente del cuello de Jordi y sentí en un instante muchísimas ganas de pujar, de repente rompí bolsa y las comadronas empezaron a ver que ya bajaba después de un tacto, el parto seguía. Yo seguía con varias posturas, la que mejor me iba era la de «cabaret», así que cada vez que venía una contracción me ponía en esta posición con Roser detrás y Jordi delante agarrándome de los riñones mientras Laia iba viendo cómo bajaba la cabeza de mi bebé.
CUANDO YA SALÍA me preguntaron en qué postura quería tenerlo, pero ya llevaba tantas horas y estaba tan cansada que ya me daba igual. Llegó una contracción más y me colgué literalmente del cuello de mi marido, noté como bajaba, sentía mucha presión y te tanto cansancio se me agarrotaron las manos y las piernas… Los dedos se me doblaban solos y las piernas ya no aguantaban mi peso. Así que decidí sentarme en la silla de partos. Jordi estaba detrás aguantándome y haciéndome masaje en los riñones, Laia aguantando porque ya salía mi bebé y Roser grabando mi parto.
Estos segundos se hicieron eternos. Parece mentira pero parecía una eternidad, notaba como literalmente me partía en dos. Me dijeron «¡tócalo que ya sale su cabecita!» Y cuando lo toqué flipé… Salía ya su coronilla, su cabello… ¡Y qué dolor!
Llegó la siguiente contracción y MAX ya empezó a salir, una vez fuera Laia me lo dio, pero podía ponérmelo más arriba del ombligo ya que su cordón umbilical medía solamente un palmo así que tuvimos que esperar a que dejara de latir sin movernos, porque Max no podía acabar de salir. Una vez fuera no tardé nada en alumbrar la placenta. Y de golpe se acabaron todos los males. Ni dolor de riñones ni nada.
Mientras me observaban para ver si necesitaba algún punto Jordi hizo piel con piel con Max, ¡y por suerte no me dieron ningún punto! A la mañana siguiente tenía todo el cuerpo con unas agujetas increíbles, y sentía cierto dolor en mis partes… ¡Pero así y todo me hubiera ido a dar una vuelta!
¡Acabé de mi parto EUFÓRICA! Y ya con ganas de tener un segundo. Mi marido se quedó un poco traumado de mis gritos y sufrimiento, ya que pobres aguantan una situación que dentro de todo no pueden hacer mucha cosa más que acompañar. Así y todo me dijo que el también repetiría todo el proceso de nuevo.
«Muchísimas gracias por todo el sufrimiento que has soportado para que nuestro hijo naciera como él quería. Te quiero muchísimo. Y todo lo que has hecho ha servido para demostrarnos todo lo que nos quieres. Gracias»
Dar las gracias a Roser por sus masajes y paciencia y por todo lo que nos ha enseñado.
Y hacia Laia no tengo palabras, es mi comadrona, pero principalmente es mi prima. Que el sufrimiento que pasó es inexplicable, ya que además de todo lo relacionado con el parto los sentimientos también estaban. ¡Gracias Laia eres una persona única y te queremos muchísimo!
Yo de esta experiencia me quedo con que soy más valiente de lo que pensaba. No pasar por un hospital (que era mi mayor miedo) y ver que podemos aguantar con todo esto y más.
A mis padres, por aguantar tanto sufrimiento, ya que no querían saberlo pero se cercioraron de todo, y por toda la ayuda que he recibido de ellos en el posparto. Muchas gracias.
Y no puede faltar Max, tan pequeño que era y aguantó 30h de parto sin sufrimiento alguno y ayudándome a tener un parto en el momento que decidió nacer, respetado y alejado de todo aquello que no queríamos. El ha sido quien ha hecho posible todo esto.
LA MAYOR FELICIDAD ES CONSEGUIR AQUELLO QUE SIEMPRE HAS DESEADO.
Montse.
Espero que os haya gustado el parto de Montse y en nacimiento de Max, cada parto es un mundo, sea en hospital o en casa. Hay de rápidos y de muy lentos. Hay de intervenidos o naturales. Lo mejor es que cada una esté convencida de lo que realmente quiere e ir a por ello, a por su parto soñado.
¡Felicidades a todas las mamis! Y muchísima energía a las que están por serlo en breve