Viernes 8 de noviembre por la tarde: Maia va a nacer, sus padres todavía no saben si es niño o niña. Ellos piensan que todavía faltan horas para que nazca, las contracciones van en aumento y son fuertes y seguidas. Hace un rato han llamado a la comadrona, pero ella esta está dando clase y no escucha el teléfono que está en la consulta de al lado. Como piensan que no es urgente no insisten.
Llaman de nuevo a las 17h28´, Inma lo coge, entiende que el parto está intenso y sale disparada hacia Vilassar de Mar. Dos minutos después se rompe la bolsa de las aguas y Maia comienza a descender y coronar y en solo 10 minutos está en el mundo. La recibe su padre temblando de nervios y emoción, su madre se echó en el suelo medio de lado con un albornoz debajo. El hijo mayor de 4 años se asustó por los gritos y no quiso salir de la habitación.
Cuando llegó la comadrona, las dos, madre e hija estaban cómodamente en el sofá: la niña piel con piel, tapadas las dos con mantas y la sonrisa de la madre lo decía todo.
Da la casualidad de que el mayor temor del padre de Maia era que la comadrona no llegara a tiempo, ¡menuda experiencia intensa ha vivido!
El nacimiento del hijo mayor fue una mal trago hospitalario para ellos. Desde un Hamilton sin permiso, hasta una episiotomía que dejó secuelas. El postparto entonces fue muy duro física y emocionalmente. Los dos están sorprendidos con lo muy diferente, para mejor, que está siendo todo esta vez.
El hijo mayor se va adaptando lentamente a la nueva situación y ¡la lactancia va de maravilla! Felicitats família! Ha estat tota una aventura! 🥰😍💋
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