NACIMIENTO DE Ve.

Miércoles, 24 -12 – 2014. 6h39m

51 cm / 3. 500 kg

Hubo una frase que me dijo Floren, el comadrón que me asistió en el parto de mi primera hija Ca. que se me quedó grabada en la mente. “Si te descuidas, el segundo lo tienes en casa” Esta simple frase, dicha debido a lo rápido del primer parto, me ha ido acompañando durante todos los años de crianza de mi niña Ca., y aunque parece una simple frase ha hecho que realmente se haya hecho así, el segundo, Ve., ha nacido en casa, en mi espacio seguro, con Ca. y Da. presentes y con mis hermanas G. y M. también.

Parece una cosa absurda, pero la angustia de pensar que no llegaría a parir al hospital, qué hacer con Ca. si me ponía de noche de parto, los nervios, las noches que tendría que dormir en el hospital, el qué/quien me encontraría en el hospital, quien me atendería…. fue lo que me hizo empezar a plantearme tener a mi segundo hijo en casa. Estuve leyendo e informándome qué suponía un parto un casa, leí para quitarme los miedos de la cabeza, para asegurarme que podía ser igual de seguro que tenerlo en un hospital, y sabía que me tenía que rodear de gente cualificada para ello.

Leí en internet, busqué información, alguien me habló de Inma Marcos y su experiencia con partos en casa y me informé a fondo de todo lo relacionado con los partos en casa. Sabía que era una decisión importante y que tenía que estar segura de lo que hacía, y sobretodo quería ser responsable de mis actos. Después de darle vueltas y plantearlo con Da., decidimos pedir cita en un par de centros que tenían experiencia en nacimientos en casa y optamos finalmente por Néixer a Casa (NAC).

Después de la primera conversación con Inma, Da. también salió convencido y decidimos que sería nuestra opción. Yo estaba 100% segura, Da. no tan seguro pero como siempre a mi lado en todo lo que respecta a la crianza, confiando en mi instinto de madre.

El día que Ve. escogió nacer fue el 24 de diciembre, en la semana 41+1. La primera contracción que me anunció su llegada fue a las 1:54 de la madrugada. Fue una contracción suave, casi sin dolor, tímida, como si picara suavemente a la puerta para anunciar su llegada. Las siguientes contracciones no fueron ni frecuentes ni regulares, mas bien desordenadas, unas dolían y otras eran muy suaves. Llamé a Inma a las 2:30, me dijo que llegaba de otro parto, que iba a casa a cambiarse de ropa y que le pasara un report con las contracciones. Estuvimos en el comedor Da. y yo, tranquilos con musiquita y las velas y anotando cada contracción que venía.

Volví a hablar con Inma sobre las 3 y le pasé el report, Ella dijo que todavía eran muy espaciosas, que parecía en vez de parto que estuviera de preparto, que controlara 30 minutos más y la volviera a llamar. Sobre las 3.30 volvimos a hablar y aunque las contracciones no eran muy seguidas ni dolorosas le dije que me quedaría más tranquila si venía, yo sabía que de un momento a otro se podría acelerar y una vez acelerado no daría tiempo a nada más, ella me dijo que venía, que soy “rara” pariendo y que si me quedo más tranquila se viene.

Inma llegó a casa sobre las 4, escuchó al bebé, anotó algo en el historial de parto,preparó la sala con plásticos y sábanas junto a Da. y se puso a preparar la infusión. Me dijo que me quedara tranquila en el sofá e intentara dormitar entre contracción y contracción. La verdad es que llevaba más de 30 minutos sin ninguna contracción, y pensé que tal vez se paraba todo… Me sabía fatal por haber hecho venir a Inma y le dije que en cuanto pudiera se pusiera a dormir y que yo ya le avisaría si se animaba el parto. Sobre las 5 se fue a acostar.

Sobre esa hora, Ca. se despertó y Da. subió con ella a intentar dormirla. Yo me quedé en el sofá intentando dormitar, y sobre las 5.20 rompí aguas. Da. bajó para ayudarme a recoger, yo me cambié de pantalón, revisé que fueran limpias, quise avisar a Inma pero como hacía poco que se había dormido preferí no despertarla. Llamé a M. y G. para que se vinieran a casa ya, más que nada que estuvieran con Ca. y así pudiera estar yo con Da.. Desde que se había roto la bolsa, las contracciones eran más dolorosas. Llegaron mis hermanas, M. se subió a la habitación con Ca. y G. se quedó sentada a nuestro lado, iba mirando el reloj para ver cada cuanto eran las contracciones, a las 5,40 tenía contracciones cada 6 minutos.

A las 6.10 tuve una contracción de empujar, estaba tumbada en el sofá de lado y tuve una sensación fuerte de hacer de vientre, y grité. Inma se despertó con mi grito, vino corriendo, llamó a Eva, la otra comadrona para que viniera rápido porque ya estaba en el expulsivo. Me entró mucho calor y me desnudé. Me senté en la silla de partos y las contracciones venían cada 4 minutos, eran todas de empujar, y con cada contracción gritaba, abría la boca al máximo, recordando el consejo de Marta, mi profesora de Yoga, para relajar la boca ya que está todo conectado, y intentar abrirla al máximo para abrir también el canal de parto.

No sé cuanto rato pasó, pero Inma me dijo de levantarme porque la silla de partos no me iba bien, me chafaba el sacro y además me iba pequeña. Aunque no podía ni con mi alma, le hice caso, me levanté y abracé a Da., en ese momento siento que lo quiero muchísimo y se lo digo, también le digo a Ca. que la quiero, ha bajado en algún momento y está sentada junto a su tía M., en la escalera, pienso que tal vez está un poco asustada por mis gritos y le digo alguna cosa para que esté tranquila, para que sepa que estoy muy bien, que todo está yendo bien. Las contracciones cada vez son más seguidas, de ese momento tengo un poco de olvido, no recuerdo muy bien que pasa en cada momento, si sé que en un momento dado siento el aro de fuego, me quema, y siento un dolor muy muy fuerte como si me partiera en dos, siento un poco de miedo, yo creo que no puedo más, creo que lo digo o que pido ir al hospital, y me dicen que ya está, que se ve la cabeza y en ese momento sale la cabeza y un minuto más tarde me viene la última contracción que saca todo el cuerpecito de mi petit, Ve. ya está aquí, viene con vuelta de cordón en el cuello y en bandolera, Inma lo desenreda y me lo da por debajo de las piernas, ya está aquí, mi pequeño Ve., lo abrazo y le beso, Da. llora emocionado, abraza a mi hermana M., hay movimiento por la casa, yo estoy de pie en medio de la sala, mirando a mi alrededor, me siento super cansada, estoy como ida, finalmente me acompañan al sofá, me estiro y empiezo a volver de donde estuviera, y abrazada a mi bebé empiezo a sentirme mejor. Ha nacido a las 6,39h, a los 5 minutos el cordón deja de latir y lo corta Da., y a las 6,46 alumbro la placenta. Me he desgarrado un poco y me curan tumbada en el sofá, abrazada a mi bebé, que ya está aquí y es tan pequeñito.

Lo lleno de besos y lo pongo para mamar y poco a poco todo se va normalizando, todo ha sido mágico, todo ha ido muy bien, estamos abrazados y todo se para a nuestro alrededor. Empieza un nuevo día, un día luminoso. Nos preparan un zumo, para revitalizarnos, Da. y yo brindamos, ya está aquí. Ha sido una experiencia increíble, inolvidable, ha sido un parto íntimo lleno de calor y rodeada de amor y buenas vibraciones.

Haber parido en casa ha sido la mejor decisión que hemos tomado. Ha sido algo increíble y después del parto ya estamos en casa, no tenemos que movernos, y desde la primera noche de vida hemos podido dormir los cuatro juntos. Ahora cuando pienso en ese día, se me ha hizo corto, tantos días esperando con ilusión y preparando el día, y qué haríamos o qué no mientras pasaran las horas de parto, y todo se precipitó y no dio tiempo a mucho. Igualmente ha sido genial, y lo volvería a hacer así.

Gracias equipo de Nèixer a casa por haber hecho de esta experiencia algo inolvidable y hermoso, por haber estado siempre dispuestas a todo y acompañarme en el embarazo parto y puerperio. Saber que estabais presentes, al otro lado del teléfono y siempre preparadas para venir a visitarnos y resolver cualquier duda, da una tranquilidad enorme.

Gracias Te. por haberme acompañado durante todo el embarazo y las visitas de las comadronas, siempre atenta a mis deseos. Por ayudarme con la organización para el día del parto. Por superar tus miedos y quererme acompañar en ese día tan especial. Fue una lástima que al final no pudieras asistir, pero estuviste en mi pensamiento trasmitiéndome tu serenidad.

Gracias hermanas por haberme acompañado en este viaje, superando vuestros tabúes. Vosotras fuisteis la representación de las mujeres de mi vida, de todas ellas, las que aún están y las que ya se han ido, y de mi madre que aunque hace muchos años que no está entre nosotros, ese día estuvo acompañándonos y dándome su fuerza, a través de vuestro cuerpo y presencia.

Gracias Ca. por ser tan fuerte y haber estado presente durante el parto respetándome, intuyendo que mamá no podía estar por ti y sin reclamar mi atención. Me gustó saber que cuando empecé con los gritos de pujar, para tí fueron cantos. M. me contó que le dijiste: Uiiii, parece que la mama está cantando…

Gracias Ve., por escogerme como madre y por este trabajo de parto que hemos hecho juntos. Sé que para tí fue más duro, pasar de la calma y quietud de la placenta al frio, ruido y estrés que es la vida. Pero aquí estamos tu familia para darte todo nuestro amor y para ayudarte a que poco a poco descubras este mundo maravilloso en el que vivimos.

Gracias Da., por tu apoyo incondicional en cada decisión que he tomado y porque en ningún momento has dudado de mi instinto de madre. Gracias por abrazarme y sostenerme mientras Ve. llegaba al mundo, ese momento fue mágico y se ha quedado grabado en mi mente para siempre, tu y yo bailando abrazados mientras nuestro pequeño llegaba. Eres el mejor padre para nuestros hijos, siempre dispuesto a jugar con ellos, y con una sonrisa permanente en la cara. Gracias por estar alerta a nuestras necesidades y no quejarte nunca de nuestros caprichos. Para mi eres único, el compañero, amigo, amante que siempre soñé. Mi amor.

Y sobretodo esto lo escribo por ti, papa, que ya hace 3 meses que te fuiste sin poder conocer a tu nieto Ve.. Para mi has sido, sin duda, el hombre de mi vida, el mejor padre que nadie nunca ha tenido. Has sido la persona más especial y buena que he conocido jamás, estoy muy triste porque ya no estás aquí pero, como las mejores personas, dejaste un gran recuerdo tras tu marcha, cada uno de tus hijos te recordamos como el mejor, sin duda. Ojalá mis hijos puedan recordarme a mi, con tanto amor y devoción como nosotros os recordamos a ti y a la mama. Estamos huérfanos de padres pero llenos de el mejor regalo que nos ofrecisteis: vuestro amor, vitalidad y optimismo. Y gracias a la bondad y comprensión que nos transmitisteis, hoy somos felices y aceptamos la vida como llega, pero siempre sonrientes. GRACIAS

minutoUno

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